La construcción que inició en enero del 2013, obra que tuvo un costo de aproximadamente US$200 millones, tiene a una parte de la sociedad civil en la fiscalización del proyecto.
A pesar de los cuestionamientos sobre la futura construcción, Ciudad Cayalá sigue viento en popa con los preparativos de su nueva fase.
Grupos ecológicos se han pronunciado sobre el tema y han asegurado que la tala de árboles que hoy se está generando ocasionará graves problemas al medioambiente en un futuro.
Esta vez, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales ha dado una ventana de oportunidad para los grupos que buscan detener la destrucción de vida silvestre en la ciudad del quetzal.
¿Un estudio mal hecho?
Según parte del estudio de impacto ambiental del proyecto publicado por Ciencia gt y GuateSostenible que citó: “En virtud que el área de la ciudad capital ha sido una zona en donde ha predominado la deforestación y avance urbanístico no predomina ninguna especie silvestre”.
En la misma publicación se asegura que esto es falso, ya que los vecinos han tenido avistamientos de diferentes animales silvestres en el área.
También se menciona que “no se estaría afectando ni modificando ningún cuerpo de agua”.
Tras las constante denuncias en redes sociales por vecinos del área, los diputados Samuel Pérez y Román Castellanos presentaron ante el Ministerio de Ambiente una oposición por el estudio de impacto ambiental, que según los parlamentarios hay inconsistencias.
El pasado 24 de octubre, el MARN admitió el trámite de oposición contra el Estudio de Impacto Ambiental sobre el proyecto de ampliación de Cayalá, presentado el 13 de octubre de este mes.
No solo los diputados están buscando transparencia y protección al medioambiente, sino también al Colegio de Farmacéuticos y Químicos de Guatemala le fue aceptada la oposición presentada en contra del proyecto “El Socorro, Fase I, Finca El Socorro Fase IA”.
Esta es la respuesta del ministerio mencionado, a la situación de la tala del bosque de Finca El Socorro.
Mientras, los vecinos del área buscan ponerle fin a la construcción y preservar lo poco que queda del pulmón natural en la ciudad capital.