En diciembre de 2015 la justicia guatemalteca entregó a las autoridades estadounidenses a uno de los peces gordos del narcotráfico. Su nombre Mauro Salomón Ramírez Barrios, más conocido como el “León Marino” y líder de uno de los grupos de trasiego de droga más importantes de la costa sur de Guatemala. Y aunque fue capturado en 2010, su entrega comenzó a develar los vínculos de la organización dedicada al trasiego de droga desde Suchitepéquez hacia los Estados Unidos con organizaciones religiosas.
Ramírez Barrios nació en el puerto de Champerico, pero su labor dentro de las organizaciones criminales y su eficiencia lograron convertirlo en uno de los máximos líderes del narco en la zona de la costa sur. Sus nexos con otras organizaciones, como la que dirigió entonces Juan Ortiz alias “Chamalé”, facilitaron el trasiego de drogas por toda el área del Pacífico guatemalteco. Junto a Ortiz, en los años 90 comenzaron a comprar amapola y marihuana a los productores locales para luego enviarla a los Estados Unidos. A finales de los noventa la mancuerna era ya conocida y respetada por los productores de Colombia y Ecuador, quienes les enviaban cargamentos de cocaína para ser trasladada. Con el pujante negocio llegaron las casas, fincas y hoteles a lo largo y ancho de la costa sur. Es entonces que “El León Marino” comienza su propia operación, alejado de “Chamalé”.
Y fue la necesidad de lavar millones de dólares que el negocio le generaba la que lo acercó a grupos religiosos. Allí, tanto Ortiz como Ramírez Barrios encontraron la forma de blanquear sus fondos ilícitos. Junto al hotel Tuscany Villas Resort, en ciudad Tecún Umán, San Marcos, avícola La Granja, una empresa de transportes y ventas de vehículos, una iglesia se habría convertido en su centro de negocios. En octubre de 2009, la Fiscalía de Florida, solicitó a la Corte del Distrito de Tampa la extradición de Ramírez Barrios, según consta en el expediente 8:09-cr-00570-SCB-EAJ de dicha corte.
En septiembre de 2010 durante un intento por capturar a Mauro Salomón Ramírez, reclamado por los Estados Unidos, en el estacionamiento del centro comercial Tikal Futura, falleció Obed Ben Shalom López. Hasta entonces un desconocido personaje que pasó de dirigir una pequeña iglesia pentecostal en Zapotitlán, Suchitepéquez, a la comunidad religiosa Casa del Alfarero, en Cuyotenango.
López era el pastor encargado de la iglesia Casa del Alfarero, ahora vinculada al alcalde de Cuyotenango, Jorge Arturo Reyes Ceballos, conocido como “El Canche Reyes”. Según las investigaciones Ramírez y Obed López se habrían reunido en el comercial antes que el segundo fuera abatido a tiros, aunque otros reportes calificaron su deceso como una “mala coincidencia”. De acuerdo con las investigaciones, que se realizaron entonces, Obed López comenzó su labor religiosa en la localidad de Zapotitlán y luego migró a Cuyotenango para establecer Casa del Alfarero, cuando Reyes Ceballos ya era el alcalde de la localidad. Además, se reportó que dicha iglesia habría abierto filiales en la costa sur de Guatemala y en lugares como Nicaragua, México y Estados Unidos. El entonces ministro de Gobernación, Carlos Menocal, explicó que la iglesia y su red hacían importantes transferencias de dinero hacia Tamaulipas y otros lugares de México en el llamado corredor del narco.
“Las iglesias son un escudo muy grande, porque no hay forma de seguir el rastro del dinero”, dijo en una entrevista el fiscal antinarcoactividad Gerson Alegría.
Hoy, los asuntos de Casa del Alfarero los dirige el alcalde de Cuyotenango y sus vínculos con el grupo religioso son muy fuertes. Tanto así que el lote donde se asienta la iglesia, en algún momento fue propiedad de la comuna de la localidad. La iglesia, que se ubica a la orilla de la carretera, es uno de los pilares del gobierno municipal de Jorge Arturo Reyes Ceballos, quien por toda la cabecera municipal ha colocado versículos bíblicos y mensajes religiosos.
“Él presume de ser evangélico, pero acá no se le quiere, acá se le tiene miedo al alcalde”, vecino de la localidad.
Y debido a que López murió en uno de los intentos por capturar a Ramírez Barrios, no se logró establecer el vínculo entre ambos. Pero, luego que el “León Marino” fuera extraditado y condenado a 18 años de cárcel en Estados Unidos y sus nexos con organizaciones religiosas quedaran expuestos, en Cuyotenango aún sigue operando la Casa del Alfarero.