Un 5 de julio de 2011, Roberto, hijo de Cristina, celebraba su octavo cumpleaños junto a familiares y amigos, además de sus padres y su hermana que le ayudaban a apagar las velas del pastel. Sin embargo, ninguno imaginaba que sería la última vez que estarían todos juntos.
Al día siguiente, Cristina ya no estaba. Con 34 años, la madre de dos hijos había desaparecido en el parque de su hogar en el condominio Los Manantiales, ubicado en San José Pinula. El Ministerio Público revisaba un área donde no existían evidencias, cuyas únicas declaraciones existentes eran la de su marido, Roberto Barreda, sus padres y su amiga, Stephanie Klusmann.
Casi una década después, el principal sospechoso de asesinato, su esposo, falleció por COVID-19, la familia sigue sin respuesta y el MP continúa con la búsqueda de Siekavizza. La agencia especial de esta entidad realizó hasta 14 diligencias de exhumaciones en el Cementerio General de Zacapa. El espacio donde fueron enterradas las personas sin identificar en el período de julio y diciembre de 2011 fue el sitio donde fiscales y forenses del MP realizaron excavaciones.
Desde la desaparición de Siekavizza el MP también ha realizado exhumaciones en cementerios de El Progreso, Santa Rosa, Chiquimula e Izabal, principalmente durante 2020. La pistas que siguen los investigadores son las últimas locaciones visitadas por el vehículo de Barreda tras la desaparición de su esposa. Gracias al GPS que portaba su vehículo, el MP ha podido determinar algunos lugares para continuar con la búsqueda.
Para enero de 2021, el equipo del MP también había buscado los restos de Siekavizza en Baja Verapaz. Sin embargo, los análisis del MP y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (INACIF) fueron negativos.
Iván Del Cid, de la Fundación Sobrevivientes, comentó que “ El MP no debe dejar impune los actos de violencia. Se ha escuchado que suelen archivar casos y se quedan sin investigar. Nosotros hemos velado porque las investigaciones continúen.
Del Cid afirmó que se han tenido acercamientos con la fiscalía para apoyar dentro de la investigación. “Junto con la familia de Cristina, se ha brindado la información necesaria durante toda la investigación para que las autoridades puedan continuar con las diligencias” explicó.
10 años de investigación
Según las investigaciones del MP y los relatos de los familiares de Siekavizza, Cristina desapareció el 6 de julio de 2011. Su esposo, Roberto Barreda, había declarado que se encontraba fuera de la Ciudad de Guatemala cuando los padres de Siekavizza afirmaron no saber dónde se encontraba.
Barreda mencionó inicialmente a los detectives que podía tratarse de una venganza por grupos ligados al narcotráfico. La declaración llamó la atención de los investigadores y se formuló inicialmente la hipótesis de un posible secuestro.
Angelis y Juan Luis, padres de Cristina, encabezaron una marcha por la avenida Las Américas en la ciudad capital, haciéndose pública su desaparición el 24 de julio de 2011. La historia de la madre y esposa perdida empezaba a sonar en los medios de comunicación nacionales e internacionales.
Sin embargo, el caso cambió gracias a las declaraciones de Petrona Say, trabajadora doméstica de la familia. Según Say, Barreda y Siekavizza habían tenido una fuerte discusión el día que ella desapareció. Además, señaló que tuvo amenazas por parte de la familia de Barreda y la obligó a ocultar los hechos vividos el 6 de julio de 2011.
Barreda se convirtió en el principal sospechoso y era buscado por las autoridades. Sin embargo, Roberto escapó junto a sus dos hijos a México y evadió a las autoridades. Gracias a una denuncia que llegó por medio de correo electrónico a la agrupación Voces por Cristina, las autoridades pudieron localizar a Barreda y ponerlo en custodia tras descubrir que se encontraba en Mérida, Yucatán. El 8 de noviembre de 2013, Barreda fue llevado de vuelta a Guatemala y debía esperar tras las rejas por una audiencia con la justicia.
Los años pasaban pero seguía sin existir un paradero de Siekavizza. Llegó el 2020 y la pandemia del COVID-19. Los contagios se esparcieron en todo el país y, entre los afectados se encontró el principal sospechoso de la investigación: Roberto Barreda. Tras ser ingresado por complicaciones respiratorias causadas por el coronavirus, el marido de Cristina falleció el pasado 6 de agosto.
A pesar de que la fiscalía había logrado acusar a Barreda por el delito de femicidio, el juicio se encontraba pausado por la pandemia antes de que fuera ingresado al Hospital San Juan De Dios por una neumonía severa. Roberto se fue sin conocer un castigo y Cristina continúa esperando por justicia, mientras siguen las preguntas de su desaparición sin respuesta alguna.