Sus hijos los echaron a la calle, piden limosna y ella al parecer tiene cáncer en la nariz
Ella es Magdalena, una anciana indígena de 77 años.
Hace varios años atrás, sus dos hijos la echaron a la calle a ella y su esposo para apropiarse de su terreno de dos cuerdas.
Magdalena era la dueña y allí tenía su casa construida desde que se unió a su pareja.
Los dos hijos acordaron para derribar la construcción de adobe con paja y la destruyeron para dejarlos sin un lugar donde vivir.
Ellos estaban desesperados por no tener un techo donde dormir, mientras los hijos vendieron el terreno.
Los dos ancianos se quedaron en la calle, incluso los hijos le pegaron a su papá.
Ambos viven hoy en un ranchito que les fue construido por las personas caritativas.
Pero, lo peor no es solo lo que los hijos le hicieron a Magdalena y su esposo.
La señora al parecer tiene cáncer en la nariz.
Nunca se lo ha tratado porque en donde viven no hay médicos que la diagnostiquen para saber con certeza qué padece.
Su visión es escasa y su esposo de 80 años, quien también padece de la vista, la toma de la mano todos los días y se van al mercado del pueblo a pedir limosna.
Ella no sabe qué tiene en la nariz y tampoco cuenta con dinero para viajar desde su aldea a la capital, ni para pagar un médico o recibir tratamiento.
Los ancianos viven en la pobreza, sin embargo, personas como Alexander que se dedican a apoyar a gente necesitada, les llevan víveres o ropa con la ayuda que envía la gente.
Magdalena debe curarse para pasar sus últimos años al menos sin molestias.