“Si uno no les paga golpean el carro”.
El famoso Parque Jocotenango también conocido como la Plaza de Jocotenango, se encuentra en la zona 2 capitalina.
Su inauguración fue en el año 1777, en la actualidad se ha convertido en uno de los lugares preferidos por los guatemaltecos a visitar, debido a sus áreas verdes y ventas de comida típica en sus alrededores es una excusa perfecta para ir a caminar a la Simeón Cañas.
A pesar de ello hay quienes visitan otros lugares aledaños por motivos personales y dejan sus vehículos estacionados cerca del parque.
Diferentes denuncias se han hecho a lo largo de los años en contra de los cuida carros pero ellos persisten. Sin dar tregua ante la pandemia, aún deciden salir a cuidar los espacios que les “pertenecen”.
“Fui a un supermercado que está justo a la par del parque jocotenango. Pero debido a la falta de parqueo tuve que dejarlo un poco más adelante”.
Antonio Saenz solamente iba a pasar a comprar un poco de comida para luego dirigirse a su hogar en zona 18. Sin pensar que ese día iba a tener que lidear con un “cuida carros”.
“No me tarde más de 20 minutos”
“Compre lo que necesitaba y camine con mis bolsas hacia el carro. Al acercarme a mi vehículo una señora tal vez con unos 38 años de edad se acercó a pedirme dinero por haber “cuidado mi carro”.
Para Antonio no fue justo el cobro ya que no había nadie en el lugar “Cuando yo estacioné mi carro no había nadie en el lugar y mucho menos un bote como lo suelen hacer” “Le expliqué que no le iba a pagar”.
Tras escuchar una respuesta no deseada. La señora se molestó y decidió rematar contra el automotor. “Empezó a golpear mi carro mientras me pedía el dinero”. “Creo que es injusto porque la calle es pública no privada como piensan estas personas”.
“De igual forma, pese a que existen parquímetros en la ciudad, siempre están estas personas pidiendo dinero para cuidar el carro”. “Lamentablemente vivimos en un país donde todos hacen lo que quieren y aunque la municipalidad los quite ellos nunca van a dejar de apropiarse de las calles”.
