Es una de las empresas con mayor movimiento del país, de hecho, la mayoría de productos que se mueven, ya sea de entrada o salida de Guatemala pasan por sus instalaciones. Sin embargo, las pérdidas de la Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castilla (EMPORNAC), parecen no importarle a nadie. Millones de quetzales anualmente, se desvanecen en las manos de los cinco sindicatos que operan en el puerto y donde algunos de sus afiliados cobran por no trabajar.
Las finanzas de la EMPORNAC no son claras. De acuerdo con el analista y experto en puertos, Enrique Godoy, luego de una revisión al balance general de diciembre de 2019, Godoy se quedó perplejo de la forma en que la EMPORNAC reporta sus finanzas. “No esta muy claro por que hacen algunos reportes de la forma que lo hacen, esta como revuelto y nada claro”, dijo.
Y es que, según otro analista, que además trabajo en la EMPORNAC, los informes financieros están hechos para que nunca se sepa la pérdida que tiene la empresa. “Mire es muy fácil, revuelven todo y con los intereses de sus reservas cubren las pérdidas”, asegura. Y no es para menos, la EMPORNAC tiene colocados en los bancos del sistema Q800 millones, cuyos intereses se incluyen en las utilidades y se dividen entre los trabajadores, gobierno de Guatemala, reserva legal y las cinco municipalidades de Izabal.
“A Dios nuestro creador un agradecimiento por habernos permitido dejar historia sindical dentro de nuestra empleadora Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castilla.”, Pacto Colectivo EMPORNAC
Pero la pérdida en la EMPORNAC es real y muy grande. Y según los expertos su origen tiene dos protagonistas principales, sindicalistas y empresarios corruptos que se valen del puerto para amasar fortunas. De los primeros, su arma principal para hacerse con los fondos de la EMPORNAC es el llamado Pacto Colectivo, suscrito entre las autoridades de la empresa y los sindicatos que operan en el puerto.
Por ejemplo, los artículos 53 y 54 de dicho pacto, establecen el número máximo de trabajadores en cada cuadrilla y los puestos que se necesitaran para atender la carga o descarga de un navío. Según lo acordado, para atender a un barco se dispondrá de dos cuadrillas, cada una con 14 peones de estiba, un caporal de bodega de buque, un Cheque (supervisor), un operador de montacargas, un aguatereo (repartidor de agua), tres operadores de grúa buque II y un tomador de tiempo. A quienes se les pagará por realizar el trabajo de carga o descarga. Y según algunos trabajadores de la portuaria hay estibadores que llegan a ganar hasta Q30 mil mensuales, hayan o no levantado un dedo por la mitad de ese pago.
Sin embargo, lo curioso es que, para descargar un barco, se necesita únicamente de una cuadrilla. Y es que el pacto colectivo exige que se utilicen dos cuadrillas en todos los barcos que llegan o salen de Santo Tomás de Castilla. Lo cierto del caso es que la segunda cuadrilla cobra las horas de trabajo, aunque solo sea una la que trabaje, asegura el analista.
“Mire en realidad solo una cuadrilla hace el trabajo, a la otra se le paga por estar allí, pero no llegan hacer nada”, ex trabajador del puerto.
Esta pérdida, ocasionada por el pago de salarios sin trabajar, no se ve reflejada en los estados financieros de la EMPORNAC. De acuerdo con Godoy, esto se debe a que los ingresos por otras actividades ocultan las millonarias perdidas. A decir del ex trabajador, estas solo son visibles cuando se analiza la operación de cada uno de los buques. “Allí es donde está la realidad de las perdidas de la EMPORNAC, en otro lado no se ve, pues los intereses de los Q800 millones sirven para cubrir los otros millones que pierden”, asegura.
Entre tanto, la EMPORNAC de a poco se acerca a una crisis financiera. Una crisis que la obligará a comenzar a usar sus reservas de capital para pagar por las condiciones de un pacto colectivo y financiar los negocios de empresarios que se atrincheraron en el puerto y se rehúsan a perder sus negocios. Un pacto que solo sirve para darle millones a un grupo de trabajadores, a expensas de la eficiencia y rentabilidad de una lucrativa empresa nacional. Así está condenada la EMPORNAC a hundirse por los caprichos de sindicalistas y los intereses de empresarios corruptos.