Entre el 27 y 29 de febrero de 1988, Armenia y Azerbaiyán vivieron uno de los episodios más oscuros de su historia. Ciudades como Kirovabad, Baku y Sumgait, ubicadas en la antigua República Socialista Soviética de Azerbaiyán, vieron como miles de mujeres, niños, ancianos y hombres armenios resultaron heridos, asesinados o tuvieron que ser desplazados de sus hogares.
Una de las localidades más afectadas fue Sumgait, donde se organizaron manifestaciones anti armenias. La actividad del 27 de febrero se tornó en actos de violencia y se destruyeron casas de los armenios que vivían en el sitio, palizas masivas, violaciones y asesinatos. Los organismos estatales hicieron caso omiso de los crímenes y no respondieron a ninguno de los disturbios.
Las masacres se extendieron a otras ciudades. Bakú y Kirovabad sufrían del derramamiento de sangre sin control y con una nula atención gubernamental. Armenios sobrevivientes testificaron que las líneas telefónicas fueron desconectadas, así como el rechazo a la atención médica tras los ataques.
Para el 28 de febrero, muchos más manifestantes salieron a las calles con varillas de metal afiladas, martillos o hachas para atacar a los armenios. Puerta por puerta, los azerbaiyanos condenaron la vida de miles de armenios, quienes morían ahogados entre los golpes de docenas de extraños en sus propios hogares.
Antes de las trágicas manifestaciones, 18 mil armenios vivían en Sumgait, así como 250 mil y 48 mil en Bakú y Kirovabad. Sin embargo, la violencia barrió a las ciudades de los armenios y se convirtieron en refugiados, perdiendo sus hogares y pertenencias. Nunca se pudo determinar el número exacto de víctimas mortales en los atentados.
Estos no fueron los únicos ataques que han sufrido los armenios tras las masacres de Sumgait. El asesinato en masa de los armenios se extendió por varios meses a raíz de las manifestaciones realizadas entre el 27 y 29 de febrero de 1988. Entre noviembre y diciembre de ese mismo año, más de 98 mil armenios que vivían en el norte de Azerbaiyán fueron desplazados, perseguidos, violentados o asesinados. En enero de 1990, 250 mil armenios que residían en Bakú fueron deportados.
A pesar de que pasaron 34 años de las masacres, la política contra los armenios se mantiene en 2022. Incluso, durante 2020, ambas naciones se volvieron a enfrentar luego de que el gobierno azerbaiyano reclamó el territorio de Nagorno-Karabaj, controladas por las fuerzas de Armenia.
Foto principal por: Diario Armenio