La extorsión se ha convertido en el sueldo de mareros y extorsionistas. Cada día son más los comercios, casas, e incluso el transporte público, los que deben pagar para poder vivir.
¡Pagas o te mato, cerote…! Fueron las palabras que “Beto” (*), piloto de la ruta Belén, escuchó por primera vez cuando le pidieron la extorsión. “Es duro, usted; nosotros nos exponemos a que nos asesinen, pero a pesar de eso debemos trabajar. La primera vez iba de la colonia Belén hacia La Terminal; en una parada se subió un chatío para dejarme un celular, y al rato me llamaron”, narra el chofer.
¡Aló! ¡Mirá mano, ya sabés qué tenés qué hacer! Pagás Q200 o matamos a tus compañeros y luego a vos. “Quincenal debemos pagar Q200 por bus. No hay excusas; si alguien no lo hace, empiezan a matarnos uno por uno”, continúa “Beto”.
Allí, por una parada sobre la avenida La Brigada, cada 15 días los buses paran y una mujer los espera. “Tenemos días específicos para pasar pagando la extorsión. Normalmente nos esperan los días jueves”, agrega.
Con voz entrecortada y en silencio, menciona a la susodicha: “Es una señora de aspecto grande. Da apariencia de vendedora, pero a su alrededor están ellos. Ya sabes quienes”.
Piloto que no pague, aunque los demás estemos al día, nos empiezan a matar hasta que pague el que debe”.
Servicio irregular, seguridad que no encuentran los pasajeros. Pero, aun así, los buses deben recorrer las calles de nuestra ciudad. “Tenemos que juntar la cuota para el dueño del bus, que es aproximadamente de Q300 a Q500 diarios, más los Q400 mensuales de la extorsión; el resto es nuestro salario”, explica el piloto afectado.
¿Lo mataron? ¡Ya viene la policía! ¿Qué va a pasar con su familia? “Aunque hagamos huelga y negociemos, siempre van a seguir matándonos. Nosotros ponemos los muertos. Nadie hace nada por nosotros”, lamenta “Beto”.
Antes, los dueños se hacían cargo de pagar los gastos funerarios, pero ahora ni eso quieren hacer”.
Buses en muy mal estado, a pesar de poseer un subsidio; el servicio sigue siendo pésimo. “Q2 cobramos, pero ya después de las 5 de la tarde son Q3 o Q4. Lo sentimos, pero tenemos que comer y pagar extorsiones”, afirma.
Muchas veces tenemos que juntar entre todos los gastos funerarios”.
“Todas las rutas de la ciudad sufrimos extorsión, nadie se salva”, afirma “Beto”.
Cifras
Una investigación de Insight Crime determina que las extorsiones al transporte público se han incrementado.
En 2009, la tasa de homicidios de conductores de autobús en Guatemala se situó en 135 por cada 100,000, más del 200 por ciento que la media nacional, según datos oficiales.
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De 2001 a 2018 han sido asesinados aproximadamente 3,100 conductores, según la Asociación de Viudas de Pilotos de Transporte Público (Avitransp).
La Policía Nacional Civil (PNC) recibió en 2018, 8 mil 672 denuncias, y durante los primeros meses de 2019 sumaron 1,793 denuncias por extorsión.
¿Qué puede hacer el usuario?
Según agentes de la Superintendencia de Transporte Público (STP), el cobro autorizado es de Q1.
Los encargados de regular el precio y servicio es la unidad de agentes de la Superintendencia de Transporte Público (STP). Según dichos elementos, tienen la potestad de multar a los pilotos por la deficiencia del servicio y las faltas a la Ley de Tránsito. “Nosotros recibimos las quejas de los usuarios al 1551 y luego mandamos un reporte a la STP, que se encarga de interceptar la unidad y proceder con una multa”, manifiesta Lesbia Pérez, trabajadora del call center.
(*) El nombre del piloto ha sido cambiado por seguridad.