A casi 4 meses del cierre de establecimientos en el país por la pandemia, las situaciones económicas para los guatemaltecos están cada vez más críticas. Para los pescadores también ha sido un duro golpe a sus bolsillos, debido a que sus ingresos han disminuido considerablemente.
Este es el caso de Óscar Marroquín, quien junto a su hermano, Marco Marroquín, se dedican a la pesca artesanal desde jóvenes.
Debido a la pandemia provocada por el COVID-19, al principio les pedían que estuvieran antes de las 18:00 horas en su casa. Según Óscar, conforme fueron pasando los días les han ido liberando un poco, aunque les piden que tienen que estar fuera y regresar antes del toque de queda.
Óscar y su hermano son pescadores de costa o de orilla, donde pescan róbalo, pargo, urbina, rugata, cachaco y camarón, dicha actividad la realizan unos 4 o 5 días por semana de mayo a octubre. Todo el resultado de cada pesca la vende en acopiadoras que llevan el producto a la capital.
Además, los hermanos se dedican también al turismo en Las Lisas, Chiquimulilla, Santa Rosa. En el lugar de noviembre a abril realizan la pesca deportiva, pesca de fondo en arrecifes artificiales y buceo, junto al avistamiento de cetáceos y fauna marina, de enero a abril.
¿Cómo les ha afectado?
En el tema del turismo, Óscar explicó que solo pudieron aprovecharlo en enero y febrero, lo que es un 40 por ciento del tiempo de temporada de los avistamientos. Desde marzo, que se dieron los primeros casos positivos del coronavirus, no realizaron la actividad.
Con relación a la pesca, Marroquín resaltó que les afecta en el ámbito del comercio. Pese a que sí están dejando salir a pescar, pero no están abiertos los restaurantes y la terminal solo está abriendo en ciertos horarios, lo que ha afectado, ya que les están pagando precios más bajos.
“Los pescadores están trabajando con el objetivo de llevar algo a la casa, antes, con una marea de pescado se ganaban unos Q300 por 2 o 3 días. Ahora se obtienen unos Q100 o Q150, lo que se toma como un ingreso que nos ayuda a sobrevivir”, resaltó Óscar Marroquín.
“La mayoría de pescadores artesanales que se dedican únicamente a dicha actividad, han tenido un impacto mayor a los demás. Les ha afectado hasta un 80 por ciento de sus ingresos, ellos se dedican todo el año solo a la pesca”, dijo Marroquín.
En Las Lisas, hay unas 70 embarcaciones de pesca artesanal, donde trabajan 3 personas como tripulantes, por lo que más de 200 familias dependen de la pesca.
Óscar explicó que además están los pescadores de altura, quienes están en el puerto de San José y pescan dorado y tiburón por 2 o 3 días. Indicó, que también se quejan por el ámbito del comercio, debido a que hay poca demanda del producto y el precio bajó hasta un 50 por ciento.
Marroquín comentó que en la embarcación de su hermano se genera empleo a otras dos personas directamente, además de las personas que se ayudan indirectamente debido a que compran camarón vivo a otros pescadores o camaroneras para carnada, gasolina para la lancha y hielo, entre otras cosas.
Hay que resaltar que estas personas no han recibido apoyo del Gobierno durante este tiempo de la pandemia, ni para la reactivación económica de la pesca.
Debido a la situación, Óscar comenzó hace pocos días a entregar camarón a las casas de unos clientes que son sus amigos en la ciudad capital. “Ahora me estoy metiendo en el ámbito personal a un negocio de comercialización, debido a que la pesca no me está dando gran resultado y el turismo se nos cayó”, concluyó.
Las disposiciones presidenciales ante la crisis sanitaria en el país continúan, los casos positivos van en aumento y se desconoce cuándo habrá una disminución de los mismos para empezar con una liberación en el país que permita una mejora económica en el área de la pesca y otras más.