Este 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Tierra, algo de lo que Guatemala aún goza en amplitud. Lamentablemente, las últimas semanas no han sido buenas para la naturaleza debido a los distintos incendios que se han registrado ante las altas temperaturas y las medidas tomadas por el COVID-19.
El país cuenta con 348 áreas protegidas declaradas, según dio a conocer el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).
Desde marzo del presente año, cuando el presidente Alejandro Giammattei anunció las medidas a tomar en el país por el coronavirus, todos los parques que están bajo la administración exclusiva del CONAP fueron cerrados en cuanto a la atención al público. Esto conllevó a que nadie puede ingresar con fines turísticos.
Respecto de los coadministrados con otras instituciones, se tomaron diferentes disposiciones en cada uno y finalmente todas fueron cerradas al público. De estas áreas protegidas las que más sufren, por diferentes razones, son el Parque Nacional Laguna del Tigre y el Parque Nacional Sierra del Lacandón, ambos en Petén; y el Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique, en Izabal.
El principal impacto es la pérdida en el turismo interno, según CONAP, ya que los guatemaltecos no podrán disfrutar de los espacios que se mantienen protegidos y conservados para su apreciación.
Además, institucionalmente CONAP está siendo afectado de manera económica. Un ejemplo que ellos resaltan es el del Parque Nacional Semuc Champey, ubicado en Alta Verapaz, el cual en 2019 representó para la institución en concepto de taquilla un aproximado de Q3 millones.
Otro grave problema
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) ha reportado hasta este día 690 incendios forestales y 323 no forestales. Agregan que la temporada de incendios correspondiente del 2019-2020, ha consumido más de 2 mil 700 hectáreas.
Estos incendios forestales afectan a la biodiversidad y a la fauna silvestre en Guatemala, así como otros ecosistemas de alto valor para la humanidad.
Las especies más amenazadas por incendios forestales son en primer lugar los pichones o las crías, debido a que los papás de las crías tienen que abandonar los nidos o el lugar donde están. CONAP resalta que actualmente están en temporada reproductiva y también de incendios forestales, por ello ahí se pierde diversidad de especímenes.
Los anfibios y reptiles también sufren o son afectados severamente durante los incendios forestales, ellos no tienen capacidad para salir rápidamente y si no tienen dónde refugiarse se ven afectados por el fuego. En el 2019 se encontraron cadáveres de serpientes y tortugas, en este año se ha reportado un cocodrilo quemado.
No se tiene el dato de cuántas especies han sido afectadas, ya que los incendios en su mayoría no dejan rastros de los animales afectados. Hay que tomar en cuenta que se pierde el hábitat de los animales, que incluye sus nidos y su alimentación, por lo mismo todas las especies silvestres se ven afectadas.
Es importante mencionar que el rescate de fauna silvestre no es una actividad que se tome a la ligera pues mover o no a los animales conlleva una serie de actividades posteriores, por ejemplo:
- Animal herido en el bosque por predación natural, se deja.
- Animal herido por interacción con humanos, se rescata.
- Animal sano con conflictos por avance de frontera, se reubica (otro tema de mucho análisis).
- Animal cría o pichón con heridas o lesiones aparentes, sin riesgo de captura o conflicto con humanos, no se rescata, solo se da seguimiento.
- Cría o pichón que ha entrado en contacto con personas y ha sido movida del sitio original (muchas veces desconocido), ha estado expuesto o interactuó con animales domésticos, se rescata.
Por ello, CONAP hace un llamado para no provocar incendios forestales, ya que estos han ocasionado graves daños a nuestro patrimonio natural, afectan también la vida y tienen consecuencias en la salud del hombre. Definitivamente, un tema que no debe ser olvidado por las autoridades en estos tiempos de crisis.