Agentes de Estados Unidos ejecutaron una operación irregular en Guatemala contra migrantes de Honduras
Un informe de trabajo del Senado de EE. UU. reveló que agentes de la policía de fronteras de Estados Unidos desplegados en Guatemala participaron el pasado enero en una operación para detener a un grupo de migrantes hondureños en territorio guatemalteco, para luego enviarlos de vuelta a Honduras.
Según el informe, dichos agentes se encontraban en Guatemala para tareas de entrenamiento y cooperación, por lo que no tenían cobertura legal para ejecutar misiones de seguridad.
La lucha contra la migración hacia el país norteamericano ha sido un tema de prioridad en la agenda del gobierno de Donald Trump.
Los hechos se produjeron en enero del presente año. En Honduras se formaba una nueva caravana de inmigrantes. En el informe se menciona que cuando cruzaron la frontera con Guatemala el 15 de enero, se encontraron con agentes del Departamento de Protección de Fronteras Guatemalteco (DIPAFRONT) y el personal de Estados Unidos que ayudó en la operación.
Los agentes eran del Departamento de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) dependientes del Departamento de Seguridad Interior (DHS).
Cabe mencionar que Estados Unidos posee fuerzas de seguridad en el extranjero como parte de programas de cooperación que incluyen el entrenamiento de los policías locales en asuntos como la lucha contra el tráfico de drogas.
Los agentes que se encuentran en Guatemala tienen estrictamente prohibido por el Departamento de Estado participar en tareas de seguridad propias de los policías de esos países.
El senador, Bob Menendez, demócrata de más alto rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, presentó el informe este martes. Menéndez dijo respecto al informe: “Es un doloroso recordatorio de cómo la agenda antiinmigrantes del presidente Trump ha infiltrado todas las políticas en esta administración. Tratar de desdibujar las líneas que separan el trabajo del cuerpo diplomático profesional del de los agentes de inmigración es corrosivo y totalmente inaceptable”.
El 21 de enero el servicio exterior de EE. UU. respondió que DHS negaba que se hubiera producido los hechos. El Departamento de Interior afirmó que sus agentes “no participaron en la acción de subir a los migrantes hondureños en autobuses en Guatemala de vuelta a la frontera”.
Luego, el 30 de enero, el Departamento de Estado envió al Senado una corrección de sus respuestas. “La información previamente aportada no es precisa”.
La nuevas respuestas admitían que se había producido la operación y que los agentes norteamericanos habían participado en ella como se había descrito. Para ello, utilizaron fondos de la Agencia de Cooperación Internacional en Materia Antidrogas (INL, por sus siglas en inglés), que es parte del Departamento de Estado.
También se dio a conocer que se alquilaron 3 autocares de 12 plazas y sus respectivos conductores. El Gobierno reconoció a los demócratas del Senado que la operación violaba los términos del acuerdo de cooperación y que los responsables que la autorizaron fueron cesados y se les había ordenado que regresaran a Washington.
El reciente informe que ha salido a la luz pública, también destaca que en la repatriación se separó a los hombres de las mujeres y los niños. Sin embargo, DHS no tiene información sobre si se apartaron unidades familiares o si había niños solos no acompañados.
Tampoco tenía información sobre si se les dio oportunidad de pedir asilo. Es decir, se hizo “con pocas precauciones sobre los derechos humanos de los migrantes, particularmente refugiados, demandantes de asilo y niños”, cita el informe, que se titula: ¿DHS fuera de control?
Con información de el país.