Las ocho misioneras Eucarísticas Guadalupanas de San José necesitan nuestra ayuda. El cierre de comercios y restaurantes en la zona 1 ha provocado que la demanda de su comida se dispare y sus reservas de alimentos están por terminarse.
La obra de las monjas comenzó hace seis años y se dio como una respuesta para atender a los indigentes del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. Cada día en la cocina de las misioneras se preparan 50 porciones de comida para el desayuno, el almuerzo y la cena, las cuales se reparten desde la reja del portón para los que llegan con hambre.
A decir de la hermana Soledad, una de las ocho misioneras que viven en el convento, la obra inició hace seis años y ha atendido siempre a un número regular de personas. “Normalmente vienen entre 30 y 50 diarios, a cada tiempo de comida, pero ahora son más”, asegura. Y aunque la cena se ha suprimido, por las disposiciones de horario del gobierno, el desayuno y almuerzo se han recargado, asegura.
Esto se debe mayormente al cierre de negocios en el Centro Histórico, lo que ha dejado a todos sin lugares para ir a pedir comida y ahora buscan a las monjas. Y es esta situación la que ha recargado al portón de las misioneras.
“Como ahora no tienen otro lugar a donde ir a pedir, vienen aquí y cada día son más”, hermana Soledad.
De acuerdo con la hermana Patricia, los horarios normales de atención van de 8:30 a.m. a 9:00 a.m. para el desayuno, luego de 1:00 p.m. a 1:30 p.m. para los almuerzos y las cenas de 5:30 p.m. a 6:00 p.m. Sin embargo, ahora con el toque de queda han cambiado el formato.
“Hoy por la crisis ya no hay horarios y les atendemos como van llegando”, hermana Soledad.
Pero las reservas de las misioneras se están agotando por el incremento en la demanda. El asunto es que se nos está acabando la comida, sostiene la hermana Soledad. Y es por eso que hacemos un llamado a los guatemaltecos para que una vez más nos colaboren para ayudar a los que más lo necesitan.
Conscientes de la crisis de salud que se vive en el mundo, las misioneras también han cambiado la forma de despacho. Ahora preparan únicamente alimentos de rápida entrega y preparación. “Queremos que solo lleguen y puedan irse rápidamente, para que no se junten en la puerta y evitar que siga el contagio, pero sobre todo que no tengan hambre”, asegura la hermana Soledad.
Y para que esto pueda funcionar tenemos que servir comidas de fácil preparación y rápida entrega, sostiene Soledad. Panes, frijol, huevo, tortillas, azúcar, refrescos de sobre y servilletas son algunos de los insumos que las monjas requieren para poder mantener abierta la reja del portón.
“Hay que hacerlo eficiente, dando, dando y los que vayan llegando que se puedan ir rápido, pero sin hambre”, hermana Soledad.
Si quieres colaborar con la obra de estas monjas comunícate al 2232-4474 o puedes hacer llegar tu ayuda a la 13 calle 10-09, zona 1.
Para donativos en efectivo puedes pedir el número de cuenta al 2232-4474, con la madre Sacramento.