Algunos fueron liberados, otros siguen presos y los artistas continúan silenciados.
A pesar de que han sido liberados, las marchas contra el régimen de Ortega continúan; su lucha no ha acabado, ellos quieren un país distinto, un país democrático y sin dictaduras.
Los 56 detenidos en las protestas, que iniciaron a principios de abril de 2018, fueron beneficiados por una ley de amnistía y ahora están libres.
Vivieron su peor pesadilla, como muchos lo mencionan. No ver la luz del Sol, estar encerrados sin ver a su familia y observar cómo los policías abusaban de su poder, fueron algunas de las situaciones que los presos políticos experimentaron en su estadía tras las rejas.
“Guardaban prisión por delitos contra la seguridad común y tranquilidad pública”, eran las excusas del gobierno para mantenerlos tras las rejas.
Después de varias negociaciones, las personas fueron entregadas a la Cruz Roja Internacional (CICR), que las trasladó a sus respectivos domicilios, indicó el Ministerio de Gobernación.
¿Qué sucede ahora?
A pesar de que los 56 liberados están nuevamente con sus familias, aún existen más presos políticos.
“Según el Comité Pro Liberación de Presos Políticos, aún hay 84 personas en la cárcel. El régimen dice que liberó a todas las personas que figuraban en una lista conciliada entre la Alianza Cívica, el régimen y la comisión del Comité Internacional de Cruz Roja”, dice Eduardo Enríquez, periodista nicaragüense.
“La Alianza Cívica sigue reclamando estos 84 presos”.
Mientras, el gobierno del presidente Daniel Ortega asegura que ya cumplió con el acuerdo de liberar a todos los presos políticos, indicando que los últimos detenidos que quedaban en las cárceles salieron el 10 y 11 de junio recién pasado.
Carlos Tunerman, integrante de la organización Alianza Cívica por la justicia y la Democracia, luego de sostener una reunión con el delegado de la OEA, Luis Ángel Rosa Díaz y el nuncio apostólico, Andrea Stanislaw Waldemar Sommertag, quienes son testigos y garantes de la negociación, resalta que el acuerdo firmado garantizaba la libertad de todos los manifestantes encarcelados.
Según Tunerman: “Por más que haya sacado un comunicado diciendo que ha cumplido y que el compromiso era solamente sobre la lista conciliada, lo cual es absolutamente falso, eso lo rechazamos y le hemos dicho a los señores garantes que nunca hubo el compromiso de que solo iban a salir los de la lista conciliada. El compromiso era que salieran todos”.
Mientras, la Organización de Presas y Presos Políticos advierte que realizarán nuevas protestas en caso de que el gobierno no libere a los 84 manifestantes que continúan detenidos.
Los artistas siguen silenciados
Desde que iniciaron las protestas en Nicaragua, miles de personas han dejado el país para ponerse a salvo de la violencia, entre ellos reconocidos artistas nicaragüenses.
“Creí que iba a ser una protesta más, que iba a pasar desapercibida”, menciona Nieves Martínez sobre lo ocurrido el 18 de abril en Nicaragua, en una entrevista para France 24. A raíz del conflicto, el joven intérprete tuvo que exiliarse y Costa Rica ha sido el país donde ha relanzado su carrera. “Visito bares y restaurantes para ofrecer mis servicios de músico e intérprete”, explica. Martínez añade que ha recibido un buen trato por parte de los costarricenses y aunque admite extrañar a su familia y amigos en Nicaragua, no ve una salida próxima a la situación.
Con apenas 20 años, Ceshia Ubau se unió a la lista de jóvenes que han cruzado la frontera hacia Costa Rica, por la violencia que domina Nicaragua: “Es mi generación la que está poniéndose en juego; ha sido difícil. Nunca estás plenamente preparado para migrar, emocionalmente sobre todo”.
Cada artista tiene una historia que contar. Manifestando contra el régimen en aquel mes de abril, fue el detonador para que el gremio artístico de Nicaragua fuera callado y perjudicado por el régimen de Ortega. “Carlos Mejía Godoy tuvo que exiliarse. También otro joven cantautor, Jandir Rodríguez. Aunque la mayoría de los artistas nicaragüenses guardan silencio ante la represión”, manifiesta Eduardo Enríquez.
“Todo gremio se ha visto afectado, pero el artístico será el que más costará recuperar; los músicos viven de los eventos y la gente, para salir a divertirse, necesita seguridad y estabilidad”, afirma Martínez.
Fuente: La Prensa