“Cuando fui a dejar flores ya no estaba la lápida”.
En 1875, durante el Gobierno de Justo Rufino Barrios, se formó una comisión específica para que evaluara la posibilidad de un nuevo traslado del camposanto y en 1876 se emitió un acuerdo para su construcción.
Después de los terremotos de 1917 y 1918 fue reconstruido y llamado Cementerio General. A pesar de ser Patrimonio Cultural de la Nación, sufre de depredación, saqueo, delincuencia y vandalismo en las tumbas.
Esto lo sufren cientos de personas cada vez que visitan a sus difuntos. “El problema ha estado siempre, nunca ha habido una solución concreta”, comenta Beatriz del Cid.
Del Cid antes de la pandemia visitaba para estas fechas la tumba de su esposo, pero debido a la pandemia cambió el día. “Antes llegaba el 1 o 2 de noviembre, esta vez fui el 27 de octubre”.
“Yo me imaginé que por la pandemia los ladrones no iban a seguir con el negocio de robar lápidas, pero me equivoqué. Cuando llegué a la tumba me llevé la sorpresa que la lápida se la habían robado al igual que cinco más de la fila donde está mi esposo”.
La pequeña tumba donde se hallan los restos de su esposo fue la escogida para ser ultrajada. “Es la primera vez que me sucede, pero hay quienes hasta 5 veces les han robado las lápidas. Ahora estoy viendo si mejor le pongo una más sencilla”.
Q2 mil me costó la lápida.
Desde que falleció su esposo, en 2003, no había sucedido nada y ahora en este 2020 un año diferente a otros, Beatriz destinará un poco de sus ahorros para no dejar en el olvido a quien fue el amor de su vida.
Tierra de nadie
A pesar que la administración del Cementerio General está a cargo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, no hay autoridad y menos seguridad que evite estos actos.
Según el Acuerdo Gubernativo No. M. S. P. Y A. S. 21-71, ARTÍCULO 29 cita: “La administración y vigilancia de los cementerios de uso público en el Municipio de Guatemala, corresponde exclusivamente al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y estará a cargo directo de un administrador nombrado por dicho Ministerio, con el personal que se estableciere en el Presupuesto de la Nación. Tales atribuciones para los cementerios en el resto de la República, las ejercerán las municipalidades respectivas. Y en las aldeas, la municipalidad a cuya jurisdicción pertenezcan, podrá delegar dichas funciones en el Alcalde o regidor Auxiliar de la localidad”.
A finales de julio se vandalizó uno de los mausoleos más emblemáticos del lugar, considerado por expertos, como uno de los más hermosos de Latinoamérica. Se trata del Mausoleo de doña Agripita Sánchez, hoy de la familia Goicolea.
Entre los hechos vandálicos se encontraron golpes en toda la escultura, destruyeron un ala y la cabeza del ángel. También, el muro cuyos pilares eran el límite perimetral de este mausoleo, emblema del Cementerio General.
Byron Fernando Fuentes, asesor jurídico del Cementerio General de la capital, explicó en ese entonces a un medio nacional que los hechos vandálicos contra las tumbas se han dado por décadas. “Lamentablemente, las personas logran entrar por los puntos ciegos, a falta de un muro perimetral completo y la extensión de este cementerio dificulta cuidarlo. Es el más amplio en la capital”.
También, la falta de seguridad ha llevado a que se realicen asaltos dentro del lugar poniendo en riesgo la vida de los visitantes.
Así es como uno de los cementerios más importantes del país es regido bajo la delincuencia que ni la propia pandemia pudo ni podrá evitar que los malhechores sigan realizando sus actos vandálicos.