El adoquín que antes formaba parte del camino de las personas en Masaya, hoy es la única protección que tiene la población ante los ataques de las fuerzas paramilitares sandinistas. Armados con escopetas y palas mecánicas para quitar las barricadas, miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional se abren paso con violencia.
Siendo uno de los departamentos que más resistencia ha ofrecido a los ataques ordenados por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha vuelto el ojo del huracán. Por la mañana del 17 de julio, varios internautas compartían fotos de una gran caravana de agentes paramilitares sandinistas. Por otro lado, la policía nicaragüense cortaban el paso en las vías que llevaban a Masaya antes del ataque.
Los estruendos de balas y golpes empezaron a tomar la ciudad. Tras siete horas de combate urbano, Monimbó y Masaya cayeron ante las fuerzas paramilitares en la “Operación Limpieza”, dejando tres muertos que ya confirmó la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH). Entre las víctimas se encuentran un policía, un menor de edad y una mujer que se encontraba frente a su casa, quien no ha sido identificada.
Cayó el fuerte de Masaya
Desde el comienzo de las protestas, Masaya se convirtió en el centro de la resistencia y donde la batalla entre militares y jóvenes se tornó en una auténtica zona de guerra. Desde el 19 de abril se empezaron a crear trincheras para protegerse de los disparos en los ataques de las fuerzas sandinistas.
Con órdenes del presidente Ortega, Masaya empezó a sufrir con la “limpieza” desde el pasado 19 de junio cuando los ataques en el lado norte de la ciudad comenzaron. “Están armados con ametralladoras, algunos incluso con AK-47 o M16. Ellos disparan a matar y los jóvenes solo intentan proteger la ciudad”, afirmó Edwin, quien vive cerca de Monimbó.
“Los jóvenes que mantenían el área de Monimbó tuvieron que huir. Por más de cinco horas lucharon sin cesar, pero más de mil hombres de las fuerzas paramilitares rodearon el barrio”, comentó Edwin.
Llamados a la paz ignorados
Varios países centroamericanos se han pronunciado recientemente sobre los actos de violencia en Nicaragua. Entre ellos, Guatemala, El Salvador, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras y Argentina, entre otros, emitieron un comunicado en el cual “expresan su preocupación por la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y su más firme condena a los graves y reiterados hechos de violencia que se vienen produciendo en Nicaragua y que han provocado hasta la fecha la lamentable pérdida de más de 300 vidas”.
Además, la Iglesia Católica ha reiterado los llamados de paz y a continuar el diálogo nacional entre el Gobierno y la sociedad civil para poner fin a los conflictos. Sin embargo, fuerzas paramilitares han agredido a varios miembros religiosos en los últimos días con ataques a obispos.
Hasta ahora, se contabilizan más de 350 muertes desde el comienzo de las protestas, mientras la juventud, asociaciones civiles y universitarios intentan luchar para que Daniel Ortega salga del poder.