Por el amor a su familia migró a la capital. Encontrar un trabajo y poder mantenerlos es lo que Mayrita deseaba, pero no contaba con que en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción terminaría violada, maltratada y muerta.
Mayra Aidee Chután Díaz vivía en extrema pobreza con su familia en Villa Nueva. A pesar de ello, la joven siempre tuvo un corazón grande, se preocupaba por los suyos y los ajenos a su familia.
“Ella era una persona muy linda, siempre alegre y positiva”, indicó Carmen, su madre.
La joven de 15 años, decidió ir a la ciudad con la mentalidad de buscar un trabajo y poder ayudar a su familia, que actualmente vive en extrema pobreza. Su madre estaba en desacuerdo, pero Mayra se marchó. Carmen estaba tan preocupada, que aunque con el poco presupuesto que tenía, viajó para poner una denuncia de desaparición a los 20 días que la joven no aparecía.
Se activó la alerta Alba Keneth y la búsqueda inició sin algún resultado de su paradero, su madre rezaba porque nada le sucediera, la encontraran bien y sin ningún problema.
Su aparición
Mayra fue encontrada en una tienda comprando una botella de agua pura y declaró que vivía en la casa de una señora con quien trabajaba. “La verdad ni sé qué vendía, pero para que no se la llevaran, esa mujer pisteó a los polis. Fueron fáciles de manipular”, señaló la madre de la víctima.
Lo peor del caso es que no se le notificó a la familia de la menor que había sido encontrada. Carmen dio millones de vueltas hasta que supo que Mayrita se encontraba en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
De la calle al Hogar
Debido a la pobreza, a Carmen se le complicó mucho visitar a su hija al Hogar, pero por fin lo consiguió. “Debe tener un permiso para verla, de todas formas ya no es hora para la visita”, fueron las palabras que la desesperada madre recibió.
Los días pasaron, la familia de la menor seguía desesperada hasta que por fin le otorgaron el permiso para verla.
“Cuando la encontré, ella se tiró a mis brazos y las dos lloramos, pero mi nena no estaba bien, podía verlo en sus ojos, además de sentirlo en su llanto”, relató la madre.
Mayrita creía que nadie iba a llegar a verla, pero cada domingo, Carmen estaba allí, siempre fue puntual. Sin embargo, cada vez se entristecía más porque no podía llevársela de regreso a su casa.
“No me dejaban llevarle ropa ni zapatos, la nena estaba mal y con el tiempo se ponía peor”, comentó Carmen.
“Me dan comida con gusanos y me tiran la tortilla en la cara”.
La desesperación de la madre era eterna, luego que intentó hasta lo imposible, le dieron audiencia hasta el 10 de abril de 2017. Pero, en Navidad, Carmen recibió una nota de su hija, en la que le escribía que la amaba mucho, no como mis otros hijos, porque ella me amaba más que todos ellos”, señaló la madre.
Los maltratos y las violaciones
En una visita, Carmen se entristeció y se sintió impotente. Mayrita tenía moretes y golpes en todo su pecho y rompió en llanto pidiéndole a su hija que le contara todo lo que había pasado y por qué ella estaba tan lastimada. Al principio, se resistió, puesto que tenía miedo de decirle a su madre lo que dentro del Hogar pasaba; después de intentar convencerla, la niña habló.
“Ay mamá, sácame de aquí. Me levantan en la madrugada como a las 12 o 1, nos llevan con unos señores funcionarios o narcos con quienes nos obligan a tener sexo. Si nos negamos, nos pegan. Hay lesbianas y también nos obligan a que hagamos cosas con ellas”.
Cuando la madre supo esto, movió cielo y tierra para que su hija regresara a su casa. “Una trabajadora social llegó a mi residencia a ver las condiciones, pero como tenía techo de lámina y carecía de piso de cemento, me negaron que volviera”, narró Carmen.
La desgarradora noticia del 8 de marzo del 2017
“Yo no sabía nada, pero como mis otras hijas ven televisión, me dijeron que algo pasaba en el Hogar y rápido me fui para allá”, señaló la madre de la víctima.
Tardó mucho en llegar, pero al fin lo logró; encontró a los bomberos, varios noticieros y todo el lugar en cenizas. Exigió saber si su hija había muerto y solo le dijeron que fuera a buscarla al Hospital San Juan de Dios porque en el lugar no podían ayudarla.
La preocupación se apoderó de Carmen y al llegar buscó a su hija; de todas las jovencitas llenas de quemaduras, ninguna era la suya.
Pasó un día hasta que una persona se acercó en donde se encontraban muchas familias y les preguntó si querían saber el nombre de las niñas que fallecieron en el lugar.
“Como el cuarto o quinto nombre, mi Mayrita fue mencionada. Me desmayé y rompí en llanto. Sentí un dolor tan grande en mi pecho y quería que todo fuera mentira”, dijo la madre.
El cuerpo
A pesar que el Gobierno le “donó” un ataúd, la familia de Mayrita tuvo que prestar dinero para el funeral. “Lo peor es que estaba quebrada de la parte de abajo y cuando la queríamos enterrar casi se nos sale de la caja”, expresó Carmen.