La ola de violencia que vive el país ha generado desconfianza y miedo entre la población. El pavor por no regresar a salvo al hogar ha provocado que la población deba tomar precauciones y evitar ser víctimas de criminales.
Más allá de un asalto y perder pertenencias como dinero o un teléfono celular, el salir de casa y no volver genera aún más preocupación. Por ello, el secuestro ha sido uno de los crímenes que el Ministerio Público (MP) se ha encargado de descifrar y que ha tenido cierto auge dentro de los últimos años.
Según el fiscal contra secuestros, César Estrada, se han detectado hasta nueve casos de privación de libertad durante el inicio de 2021. Cinco de estos casos fueron descubiertos en enero y otros cuatro están en investigación durante febrero. “Durante esta semana hicimos cinco allanamientos en Huehuetenango dando seguimiento a una estructura criminal que detectamos en 2019. Realizaron un secuestro y exigían hasta un Q1 millón. La víctima se logró liberar. Se logró evitar con el trabajo del MP que otras dos personas pudieran ser secuestradas” afirmó Estrada respecto a los casos más recientes que ha trabajado esta institución.
Sin embargo, también se liberó a una mujer en Jalapa que fue secuestrada el 9 de febrero y “los victimarios exigían hasta Q300 mil. Gracias a equipos de vigilancia, se logró determinar dónde estaba localizada la víctima y capturando, en el proceso, a dos personas” afirmó Estrada.
Estrada también comentó que existe un descenso de casos respecto a los últimos dos años. “Tenemos un 36% menos de casos que el 2019 y hasta un 71% respecto al año pasado. Durante el inicio de los pasados años, acumulamos 31 denuncias, pero solo han sido reportados nueve este 2021.”
¿Existe un parámetro de secuestros?
Para el fiscal, las grandes estructuras que cometían estos crímenes han sido desarticulados con el paso del tiempo, generando que los casos que existen actualmente sean particulares y sin una tendencia bajo una gran red. “Ya no es como sucedía hace muchísimo tiempo con grandes estructuras de antaño. Ahora son estructuras emergentes dedicadas a otras actividades delictivas y evolucionan hasta llegar al secuestro. Dependiendo de la evolución de estas estructuras, se dan en diferentes departamentos.
“Los lugares dependen particularmente de los casos. Ya no está tan ligado a una gran estructura. Tratamos los casos individualmente ahora” aseguró Estrada.
Estrada también explicó que hay victimarios que ya tienen la intención de hacer daño a los secuestrados, independientemente si reciben dinero o no. “Existen casos donde la víctima falleció días antes de que empezaran las amenazas y advertencias a los familiares de la persona desaparecida” aseguró Estrada.
Las simulaciones y casos virtuales
A pesar de que la mayoría de casos se dan en la Ciudad de Guatemala, hay muchos casos que no son reales. Existen muchas simulaciones. Hemos empezado a trabajar, incluso, con un analista criminal para determinar factores propensos para realizar esta actividad. Hemos notado que pueden ser factores desencadenantes es la conflictividad en los hogares. Algunos afirman que fueron secuestrados, cuando no es así” explicó el fiscal.
“Cerca del 50% de los casos reportados al MP resultan ser una simulación” afirmó Estrada.
“No podemos tomar un parámetro general para todos los casos. Normalmente no es la víctima quien llama al MP. El victimario busca amedrentar y trasladar el mensaje a las víctimas colaterales para amenazarlos” comenta Estrada. Además, el fiscal explicó que ciertos factores pueden dar claridad inicial de la situación, debido a que suelen ser simulaciones cuando una víctima realiza una llamada de denuncia muy larga o tiene su celular para enviar mensajes. Sin embargo, estos no se pueden determinar sino hasta el final de la investigación.
La fiscalía también ha notado que personas llaman para amenazar a familiares de personas perdidas que aparecen en alertas como Alba Kenneth o Isabel Claudina. “Llaman y nosotros siempre exigimos tener pruebas y requerimos siempre hablar con la víctima. Nos ha pasado que hasta tres personas llaman por la misma alerta y, cuando les pedimos conversar con la persona secuestrada, cuelgan la llamada o no vuelven a aparecer” destacó Estrada.