Por: Isabella Elizondo
Lisa y Anne Marie Castellanos, son hermanas, que comparten su amor por la lectura. En la pandemia unieron sus habilidades para emprender el negocio con el que habían soñado: una tienda de libros usados.
En 2012, el Ministerio de Educación (Mineduc) publicó un estudio que demuestra que los estudiantes obtienen un mayor puntaje en el índice de hábitos lectores si sus maestros los exponen a actividades relacionadas con la lectura. Esto se vio reflejado en la vida de Lisa: “Comencé a leer porque el colegio me exigía leer 15 minutos al día”. Poco a poco, esta obligación se transformó en un hábito y hoy es un verdadero placer para ella.
Anne se sumergió en el mundo de la literatura un poco más tarde, durante su adolescencia. Pero la lectura se convirtió en algo que las hermanas compartirían y las estanterías del hogar comenzaron a llenarse de libros y más libros. “Durante el confinamiento ordenamos y sacamos libros para vender”, recuerda Lisa. Esto las motivó a emprender Thrifted Book, una tienda en línea de libros usados para hacer circular los textos que ya habían leído o que otros quisieran vender. El inventario comenzó a aumentar gracias a conocidos que aportaron ejemplares para la venta y con la limpieza de sus libreras.
Sin embargo, y aunque la pandemia obligó a este emprendimiento, el proyecto que ya levaba años en la mente de Anne. “Ella ya había pensado en el estilo de la página y en el nombre”. Y fue así como la tienda en línea comenzó a tomar forma. Las hermanas se dividieron las responsabilidades según sus fortalezas y habilidades. Lisa, por ejemplo, se encarga de la administración, mientras que su hermana del manejo de la cuenta de Instagram y del diseño de los separadores de páginas.
Más que un hábito para Anne, la lectura es una fuente de inspiración. “Los libros son parte de mi creatividad e imaginación”, asegura con una sonrisa en el rostro. Su género favorito es la fantasía, ya que puede visualizar cosas fuera de este mundo. “Al crear Thrifted Book, me di cuenta de que hay más personas que leen lo mismo que yo”.
Según un informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), se estima que el 1% de los guatemaltecos leen por placer. Esto las hermanas lo tuvieron claro, por instinto y no dudaron que el proyecto fuera un éxito. Y así fue, pero dentro de las sorpresas que su emprendimiento les trajo, las hermanas se toparon con que: “Las personas comenzaron a preguntar por títulos que no se encuentran en Guatemala, eso nos llevó a mandar a traer libros de otro país”, asegura Lisa. Incluso, algunos clientes permanecen en contacto y comparten su opinión de lo que leen.
Uno de los aspectos que más le gusta a Lisa del emprendimiento es que conoce a diferentes personas: “Es bonito saber que en el país hay gente que lee”. Pero la meta de las hermanas no se quedará en una tienda virtual, ellas esperan crear una comunidad y poder abrir un espacio físico para que los lectores puedan disfrutar de un buen café, mientras hacen lo que más les gusta: leer.