Daniela no juega con muñecas, tampoco a la casita o a las escondidas con sus amigos, ya que su estilo de vida ahora se mueve entre cambios de pañales y el cuidado de su bebé. A sus 16 años ya está casada, tiene un hijo y vive en Huehuetenango.
El año pasado, entre enero y julio, según cifras oficiales del Ministerio de Salud, se produjeron 42,000 embarazos infantiles. Y las cifras aumentaron, llegando al final del año a 90,899 niñas y jóvenes embarazadas, entre los 10 y los 19 años. La mayoría de estas niñas y adolescentes eran de escasos recursos, y de esta manera la pobreza muestra nuevamente uno de sus rostros más terribles. Según el Código Penal, 1,248 de estos embarazos fueron a consecuencia de una violación.
La última Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, realizada en 2014 y 2015, determina que el 29 por ciento de los nacimientos recientes en mujeres guatemaltecas, de 15 a 19 años, fueron no planeados, lo que representa un incremento de 24 por ciento del registrado en 1995. La tendencia más alta entre los grupos que están en mayor desventaja es de 62 por ciento entre las adolescentes rurales y 83 por ciento entre las adolescentes indígenas.
“La mayoría de casos de embarazo infantil se dan por una violación y, lamentablemente, muchas veces viene de la misma familia. También hay que tomar en cuenta que muchas de esas niñas ven el matrimonio como una opción para salir de su hogar o de la pobreza, aunque su condición no cambie”, explica Andrea López, socióloga.
Departamentos con mayores índices
Huehuetenango cuenta con 73.8 por ciento de pobreza. En ese departamento se documentaron 12 mil 551 embarazos en menores de 20 años en 2017.
Alta Verapaz es el departamento más pobre de país, según datos de la Encovi. En este lugar se registraron 11 mil 317 embarazos en menores de 20 años.
El departamento de Guatemala ocupa el tercer puesto en el registro de embarazos, con 7 mil 310 casos.
San Marcos cuenta con 7 mil 41 casos de embarazos en niñas y adolescentes menores de 20 años.
“Si uno se pone en el lugar de esas niñas, para ellas es una tortura porque las obligan a dar a luz cuando ni su organismo ni su desarrollo cognitivo y emocional está preparado para hacerlo. Las consecuencias de la violencia sexual contra las niñas, adolescentes y mujeres van mucho más allá del daño físico porque pueden sufrir embarazos no deseados, infección por VIH/Sida y el rechazo de la comunidad”, resalta Andrea.
La Unicef dice que “el matrimonio infantil viola los derechos humanos, independientemente de la persona involucrada, pero sin duda se trata de la forma más generalizada de abuso sexual y explotación de las niñas”.
Datos
El 36 por ciento de las mujeres, entre 20 y 24 años, en todo el mundo se casó o vivía en pareja antes de cumplir los 18 años.
Se calcula que 14 millones de adolescentes, entre 15 y 19 años, dan a luz cada año. Las que se encuentran en esta franja de edad tienen más probabilidades de morir durante el embarazo o el parto, en comparación con las que ya han cumplido 20 años.