Cada 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial contra la Neumonía, una de las enfermedades que son originadas por la bacteria neumococo. En el mundo esta es una de las principales causas de mortalidad y morbilidad. A partir de esta, no solo surge la neumonía, sino otros padecimientos como la meningitis, sepsis y otitis.
Además, de la conmemoración de la lucha contra esta afección, Pfizer también celebra el 20 aniversario desde que se registró la primera vacuna contra el neumococo. Para la doctora Leny Figueroa, gerente médica sénior del área de vacunas de esta farmacéutica, “hay una imperativa necesidad de prevenir esta enfermedad. A partir del 2000, cuando las primeras vacunas no se podían usar en niños porque eran ineficaces, surge una nueva tecnología que, con esta misma, se asocia con una proteína transportadora y hace posible que se vuelva eficaz en los menores”.
En un estudio realizado en 2015 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) determinó que aparecieron casi 9 millones de casos por neumonía en el mundo en menores de 5 años. De esos casos, más de un tercio fueron graves o muy graves. Casi 1 millón de niños murieron por esta enfermedad.
Pero, la neumonía no es el único padecimiento que puede generar complicaciones. Como parte de las enfermedades neumocócicas también está la meningitis, una infección en las capas que recubren el cerebro. Es grave y requiere, en su mayoría de casos, hospitalización o ser internados en unidades críticas. Cuando se le administran antibióticos al niño, aunque sobreviva, queda con secuelas como la sordera o el retraso en el desarrollo motor.
Tras el registro de la primera vacuna antineumocócica en el 2000, el uso en Centroamérica empezó entre 2008 y 2010. En Guatemala llegó hasta el 2012. Sin embargo, tras su llegada, fue capaz de proteger a un mayor número de neumococos.
Con el uso se han reportado disminuciones significativas de meningitis o neumonías. “Fue un cambio dramático la llegada de la vacuna a la región. El impacto no es solo directamente en los menores, sino que se obtuvieron beneficios indirectos. Al evitar que un niño se contagie, también deja de transmitir la enfermedad a otros niños y adultos”, aclaró Figueroa.
“La vacunación tiene efectos positivos solo si se cuenta con una gran cobertura. El alcance de esa vacuna tiene que superar el 90 por ciento de las personas en riesgo. Es una lucha constante día a día”, indicó Figueroa.
La doctora también admitió que en la pandemia del COVID-19, no se deben olvidar o menospreciar del peligro de enfermedades como las neumocócicas. “Actualmente, el uso de los recursos de la salud amerita a ser usados con discreción y equidad. Es importante que se prevengan las enfermedades que cuentan con vacunación. Es vital mantener las cartillas al día de los niños. No podemos permitir que bajo la sombra del COVID-19 broten otras dolencias que hayan sido controladas”, aseguró Figueroa.
Parte de las recomendaciones principales para evitar contagiarse con cualquiera de las enfermedades neumocócicas se refieren a una dieta saludable y hacer ejercicio, pero existen condiciones que pueden poner en peligro a la población. “Se deben cuidar especialmente a personas con problemas en sus defensas, también aquellas que sufren de exposición al humo del tabaco. En el invierno, cuando sé es propenso a contagiarse de influenza, puede provocar que un padecimiento neumocócico ingrese al organismo con mayor facilidad. Se ha descrito que, en el ambiente, los sitios donde hay cocinas de leña y con exposición al humo se pueden relacionar con las enfermedades respiratorias”, finalizó Figueroa.