La agroindustria de aceite de palma, uno de los sectores con mayor desarrollo para miles de guatemaltecos, también crea formas para generar una cultura de preservación de la biosfera.
Adentro de las fincas dedicadas al cultivo de la palma africana, también se generan espacios para el cuidado de la biodiversidad que estas regiones cuentan. Gracias a ello, se han logrado proteger más de 6 mil hectáreas de bosques, manglares y zonas ribereñas.
Además de resguardar a las especies que viven en este tipo de zonas, también generan beneficios para el mismo ecosistema.
Parte de las acciones que deben llevarse a cabo dentro de las fincas y que van de la mano con el compromiso de la protección de la biodiversidad, es mantener la fauna, sin realizar deforestación. Además, se prohíbe realizar quemas para eliminar basura o plantaciones viejas, para evitar contaminar, dañar el ecosistema o los espacios de fauna y flora protegidos por las fincas.
Otra de las acciones que se llevan a cabo dentro de las fincas, que promueven un mejor cuidado de los suelos, que derivan en futuros espacios de desarrollo y conservación de la biodiversidad es evitar realizar siembras dentro de las tierras frágiles. Con esto, se disminuye la huella humana e impide daños futuros dentro del suelo.