Como si fuera un tiroteo en Estados Unidos, la Escuela Oficial Urbana para niñas John F. Kennedy en Amatitlán sufrió un atentado, que muestra la inseguridad que se vive en los centros educativos del país.
Como todos los días, la directora Nataly Aide Barrientos, se paró en la entrada de las instalaciones para recibir a las niñas. Ese lunes, 6 de agosto era normal como de costumbre, todo se encontraba tranquilo y las alumnas entraban con una sonrisa a clases. Cuando el reloj marcó las 7:20 a.m., el timbre de la escuela sonó, avisando que era momento de entrar a las aulas, pero en esta ocasión los disparos lo acompañaron.
Los gritos de desesperación y auxilio se escuchaban en los pasillos. La directora fue herida por una bala en la pierna izquierda, una alumna de 11 años presentó una lesión en el abdomen y el profesor de física, David Arriola, recibió varios impactos de balas en el abdomen y tórax. Las personas del lugar cuentan que el ataque fue directo para el maestro, y esto pudo ser provocado por una posible denuncia que realizó contra pandilleros o por el robo de un dispositivo electrónico, aunque todavía se investiga el hecho.
Escuelas desprotegidas de la violencia
Ivon Gámez , docente en el área de Amatitlán, comentó la preocupación que a diario los alumnos y maestros viven cada mañana. “Con estos actos, la seguridad de los estudiantes en Guatemala muestra que tiene una gran deficiencia y los alumnos de escuelas públicas corren más riesgo de sufrir un atentado, ya que los establecimientos son blanco fácil para extorsiones, asaltos, etcétera”. Según la maestra las autoridades deben poner más atención a dichos sucesos. “Como un incumplimiento de quienes deberían velar por una educación de calidad, Amatitlán es un municipio peligroso, por ello tendrían que priorizar y reforzar las medidas de seguridad en centros educativos”.
La extorsión es uno de los principales problemas que aquejan a la mayoría de la población guatemalteca. En los últimos meses un informe presentado por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) con base en las denuncias presentadas, reportó que en mayo se registraron 743 denuncias, el dato más alto de lo que va del año. “Claro, sin duda la situación ha creado temor en docentes, padres de familia y estudiantes. Se sabe que ahora en los centros educativos los maestros y directores son víctimas de extorsión”.
Ivon demuestra su preocupación, ya que no solo está en juego la vida de los alumnos, sino de los mismos profesores. “Es hasta ahora que he sentido temor por mi vida y la de mis estudiantes, la delincuencia nos persigue, pero no queda más que encomendarnos a Dios, independientemente de la religión que cada uno profesa porque no hay consuelo con la seguridad y no se respeta el derecho a la vida”.
En el 2017, según el Sistema Integrado de Registros Educativos (SIRE) en el país existen más de 34 mil centros educativos, de los cuales solo 175 establecimiento públicos cuentan con apoyo de la PNC dentro del programa de Escuelas Seguras. “A raíz de lo sucedido se han observado agentes de la PNC en las afueras del establecimiento, antes de ello NO habían”, relata Ivon .
Las escuelas e institutos públicos ubicados en las zonas 1, 6, 12, 18 y 21 de la Ciudad de Guatemala y municipios como Mixco y Villa Nueva, son algunos de los puntos donde funciona el programa de Escuelas Seguras. Asimismo, 60 de las instituciones tienen seguridad perimetral para la hora de entrada y salida de los alumnos para impedir el ingreso de delincuentes.
El objetivo de este programa es el “resguardo de los menores”, pero solo una mínima parte reciben protección, y los que no cuentan con esta suerte, como en el caso de la escuela John F. Kennedy, a los alumnos, así como docentes les toca asistir a clases con temor.