En noviembre de 2018, Holly estaba sola, sin hogar, en una gasolinera camino a Patzicía, Chimaltenango. “Desde que se acercó a mí tuvo algo que me conmovió, tanto que al pasar de regreso horas después decidí buscarla”, relata Cynthia, rescatista de la canina.
Holly no tenía dueño, ya que nadie de la gasolinera supo dar razones de ella. “Sin pensarlo dos veces saltó dentro de mi carro y me la llevé”. Al principio, Cynthia solo pensó en llevarla al veterinario, luego buscarle un hogar temporal para que alguien más pudiera adoptarla, pero se encariñó y se quedó con ella.
“El año pasado tuvimos que optar por quitarle su ojito izquierdo porque lo tenía muy lastimado debido al tiempo que vivió en la calle, pero eso no le ha impedido ser feliz. Le encanta dar paseos en el carro, visitar a sus amigos rescatados de Perrópolis y dormir, porque ya es una perrita adulta”, cuenta.
Un nuevo obstáculo
Hace unas semanas le salió un bulto en su trompita que parecía ser un barro, pero fue creciendo rápido y al llevarla al veterinario les dijeron que era una masa con células cancerígenas, que era necesario operar cuanto antes. “Por eso, empezamos a vender cocoas para cubrir los gastos que faltan para su operación y tratamiento”.
“Holly es una perrita con mucha suerte. No todos los perros en las calles llegan a ser rescatados y queridos, por lo que si alguna vez pueden ayudar a uno, ya sea con agua fresca para que tome, comida o refugio durante la lluvia, los invito a que lo hagan. Hay muchas formas de ayudar y los perritos o gatitos se los van a agradecer siempre”, opina Cynthia.
Para la operación y tratamiento que Holly necesita para que le remuevan su tumor cancerígeno, aproximadamente se requieren Q25 mil. “En lugar de pedir dinero estamos vendiendo productos para recolectar dinero”.
“Todo lo subiremos a la página de Holly: @las_chuchis.gt, para llevar un orden de los pedidos y que conozcan un poco más de ella”.