América Latina continúa siendo una de las regiones con mayor desigualdad en el mundo, la pobreza es principalmente el factor que más afecta a las familias latinoamericanas.
En algunos países la mayoría o una minoría muy amplia de la población vive en algún nivel de pobreza, otros se encuentran erradicados en cifras limitadas.
El Banco Mundial considera que también existen otros niveles de pobreza menos graves que vivir con menos de 1.90 dólares al día: una pobreza grave, que supone vivir con menos de 3.20 dólares cada día y otra pobreza más leve, que abarca menos de los 5.50 dólares.
Datos del 2019 establecen que países de Centroamérica tales como: Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, se caracterizan por niveles muy elevados de pobreza. En cambio, Costa Rica y Panamá mantienen cifras contenidas.
Los primeros países mencionados mantienen modelos económicos poco industrializados, además de poseer índices de corrupción y violencia muy elevados. Esto dificulta el desarrollo de políticas para reducir esta situación.
A diferencia de los estados costarricense y panameño han encontrado vías de desarrollo estables y con economías terciarizadas, lo que les ha dotado de mayores recursos.
La gráfica también establece que entre las grandes potencias latinoamericanas existen disparidades. Países como México mantienen elevados niveles de población empobrecida, al igual que Venezuela, aunque en este caso se debe al rápido aumento durante los últimos años por la grave crisis que vive el país.
Colombia y Brasil se mantienen en niveles medios de la región, y quienes más han conseguido reducir la pobreza son Argentina, Chile y Uruguay.
El COVID-19 un mal que evidenció todo
El 2020 será recordado como uno de los años más difíciles en materia económica y de salud en los últimos años.
La pandemia que sigue azotando a los países y afecta duramente a aquellos que su economía es débil, muestra lo vulnerable que son los gobiernos al no poseer políticas públicas ante estas emergencias.
En junio de 2020, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtieron que la pandemia podría aumentar la pobreza extrema en Guatemala del 19.8 al 21.4 por ciento, lo que equivale a 300 mil personas más.
Por otro lado, según un artículo del Banco Mundial, Guatemala habría experimentado una estabilidad económica debido a una combinación de gestión fiscal prudente, políticas para el control de la inflación y un tipo de cambio flotante administrado.
La economía guatemalteca -la mayor de Centroamérica- ha tenido un desempeño sólido, aunque con tasas moderadas de crecimiento del 3.5 por ciento en promedio en los últimos cinco años.
Esta estabilidad económica, no obstante, no se ha traducido en una reducción importante de la pobreza y la desigualdad. Medida por su PIB per cápita (US$4.549 en 2018), Guatemala es la quinta economía más pobre de Latinoamérica y el Caribe (LAC), con tasas de pobreza y desigualdad persistentemente altas.
Guatemala tiene además la sexta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más alta en LAC. La desnutrición crónica infantil (y retraso en el crecimiento) afecta al 47 por ciento de todos los niños menores de cinco años, al 58 por ciento de los niños indígenas y al 66 por ciento de los niños en el quintil de ingresos más bajos. En 2019, Guatemala ocupó el puesto 68 en seguridad alimentaria de 113 países, con solo el 40 por ciento de las familias guatemaltecas disfrutando de seguridad alimentaria.
Los bajos ingresos del gobierno central (11 por ciento del PIB en promedio en años recientes y 9.7 por ciento estimado en 2019) limitan las capacidades de inversión pública y restringen tanto la calidad como la cobertura de los servicios públicos, desde educación y salud hasta acceso a agua. Esto a su vez perpetúa la falta de incentivos en la economía para el pago de impuestos y pasar a la formalidad.
El estudio también hizo alusión que la economía guatemalteca, considerablemente afectada por la pandemia, se contrajo un 3.5 por ciento en 2020, que los efectos sociales adversos sean sustanciales y que aumenten las vulnerabilidades existentes.
Las empresas, en particular las MIPYMES, que proporcionan más del 90 por ciento de los empleos en el sector privado, se han visto afectadas significativamente debido a las medidas de cierre, la caída de la demanda, cuellos de botella en las cadenas de suministro y la disminución de liquidez.
Los ingresos de los trabajadores por cuenta propia (alrededor del 40 por ciento de la fuerza laboral), los trabajadores temporales y los trabajadores en los sectores afectados (por ejemplo, el turismo y el entretenimiento) caerán.
La recesión en los Estados Unidos afectará las exportaciones y las remesas, las dos principales fuentes de ingresos en divisas, y agravará la desaceleración del consumo privado.
Ver artículo: Guatemala Panorama General
Se prevé que aproximadamente un millón de personas caigan en la pobreza, lo que aumentará la tasa de pobreza del país hasta en 6 puntos porcentuales, dependiendo de la profundidad y duración de la crisis, así como de la velocidad de la recuperación económica.
Guatemala se ve extremadamente afectada por fenómenos meteorológicos adversos y sus poblaciones más pobres son particularmente vulnerables. Es el noveno país en mayor riesgo del mundo por el cambio climático.
Con información del orden mundial.org