¡Sin pajilla, por favor! ¡Sin bolsa, gracias! Estas frases son cada vez más utilizadas en Guatemala, debido al movimiento actual contra este tipo de desechos. Desde hace varios años los ciudadanos han tomado “conciencia”, respecto de que en el país existe un problema grave de contaminación.
Lo podemos ver en ríos, lagos y en los océanos a los que tenemos acceso, donde millones de desechos son mal manejados y ello genera contaminación.
Según datos del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de 2018, en el país se generan alrededor de 8 mil 200 toneladas diarias de basura. Siendo el área metropolitana de Guatemala, el lugar donde se origina poco más de la mitad.
Además, existe el terrible problema de los botaderos clandestinos o no autorizados, donde se acumulan grandes cantidades de desperdicios y sin ningún control. La Gremial de Plásticos resalta que ellos tienen registrados alrededor de 3 mil vertederos clandestinos.
La reacción
Ante el claro problema, se han ido generando algunas iniciativas y las que más resaltan son las medidas tomadas por algunas municipalidades del país. San Pedro La Laguna, Sololá, fue el primer municipio en prohibir las bolsas plásticas, pajillas y duroport, en 2016.
En marzo de 2017, Acatenango, Chimaltenango, normó el uso de bolsas del mismo tipo. También abrieron centros de acopio para la recolección de dichos materiales. En abril de 2018, el Concejo de San Miguel Petapa indicó que solo se permitiría el uso de bolsas plásticas y utensilios desechables biodegradables.
Además, en la capital y en algunos departamentos, algunos restaurantes de comida rápida empezaron a no dar pajillas.
El 10 de febrero del presente año, se dio a conocer la prohibición del uso o distribución de utensilios plásticos desechables, bolsas plásticas, pajillas, platos y vasos de duroport o plásticos en Antigua Guatemala. La medida se estableció en el acuerdo 45-2018, publicado en junio del año pasado.
Otras propuestas se han visto también en el Congreso de la República, donde iniciativas como la 5196, presentada por el diputado Felipe Alejos, abordaban el tema. Esta disponía una regulación, uso y comercialización de las bolsas plásticas en Guatemala, pero a la fecha solo se conoció en segunda lectura dentro del pleno.
¿Es esa la respuesta?
“La crítica es una temática complicada. No podemos negar que nuestros ríos, nuestras calles, carreteras y alcantarillas también lo estén. Empiezan las lluvias y hay desastres por las alcantarillas tapadas; vemos playas contaminadas, vemos plásticos, estamos conscientes y muy claros de la problemática”, indica el presidente de la Gremial de Plásticos, Marcos Arimany.
Según datos de Arimany, en el vertedero de desechos de la zona 3 capitalina se tiene un 63 por ciento de composición de basura en residuos orgánicos. El 8 por ciento son residuos plásticos y de este, el 1.5 por ciento representa bolsas y pajillas.
Por ello, el presidente de la Gremial resalta que se debe trabajar en una educación y capacitación ambiental en todo nivel de la sociedad y en todas las ciudades del país.
“Nosotros no estamos de acuerdo con las prohibiciones que están de moda en algunas municipalidades o algunas iniciativas de ley en el Congreso”, afirma Arimany, quien añade que este material es solo el 1.5 por ciento de la basura y se está dejando un 98.5 de residuos sin manejar.
La Gremial explica, por su parte, que las prohibiciones de estos plásticos repercuten en las empresas. En estadísticas del grupo corporativo, de la actividad económica del país solo el sector de plásticos tuvo un impacto del 10 por ciento negativo en 2018, en relación con 2017.
La Gremial lleva 9 años con campañas educativas y de concientización ambiental, entre ellos el programa “Haz tu parte”, cuyo objetivo es educar y capacitar a docentes y niños en escuelas de todo el país, respecto del buen manejo de los residuos y enfocados en “Las tres R”.
Reducir, reutilizar y reciclar
Reducir: disminuir el gasto de materias primas, agua y bienes de consumo.
Reutilizar: tratar de alargar la vida útil de un producto; esto es, antes de tirarlo y sustituirlo por uno nuevo. Debemos buscar el modo de repararlo o, de no ser posible, darle otro uso antes del final de su vida útil.
Reciclar: se basa en tratar los desechos con el fin de obtener nuevos productos, preservar materiales potencialmente útiles y evitar así el daño medioambiental que conlleva su eliminación.
“En ningún momento nos oponemos a una reducción, siempre y cuando sea consciente y que no tenga impactos negativos; por ejemplo, en la salud del consumidor”, señala la referida agrupación corporativa.
El papel de la Gremial
Marcos Arimany es presidente de la Gremial de Plásticos de la Cámara de Industria, de la Comisión de Plástico de Guatemala y la Comisión de Plásticos de AGEXPORT. Resalta que en estas tres organizaciones cuentan con más de 120 miembros, entre pequeñas, medianas y grandes empresas dedicadas al negocio de los plásticos.
Arimany añade que la Gremial abarca todo el abanico de productos, desde el más común (bolsas y pajillas) hasta empaques para alimentos, botellas y otros tipos de artículos plásticos.
Según el directivo, las empresas de plástico forman aproximadamente el 1.5 por ciento del producto interno bruto. Además, generan empleos directamente a 25 mil personas en la industria de la manufactura y 100 mil indirectamente en toda la cadena de distribución.
“Dentro de la Gremial existen algunos recicladores; aparte, hay una gremial que es propia de ellos y con la que tenemos relación y comunicación directa. Pero dentro de la Gremial de Plásticos habrá alrededor de cinco a diez industrias dedicadas al reciclaje”, asegura Arimany.
“Todos los plásticos se pueden reciclar”, manifiesta el directivo, quien espera que se puedan establecer los mecanismos idóneos para el buen manejo de todos los desperdicios.
