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Nueve empresarios se declararon culpables, una empresa transnacional fue el centro del escándalo de corrupción a nivel mundial, y en Guatemala las carreteras se caen a pedazos. Dos medidas para arreglar las de nuestro país, pero, mientras tanto, los pilotos pagan el precio de la corrupción.

El peregrinaje a Suchi

Sus padres viven en Suchitepéquez. Cada semana, Roberto se traslada para pasar el fin de semana con ellos y ayudarles con los quehaceres de la casa.

Su medio de transporte, un picop que compró con financiamiento bancario. “Las cuotas con cómodas, pero el gasto de trasladarse cada fin de semana me deja el presupuesto algo ajustado”.

Sin embargo, el gusto por ir a acompañar a sus padres y compartir con ellos no tiene precio. Lo que sí se puede cuantificar son los gastos extra en los que el treintañero debe incurrir para poder asistir puntualmente a la cita con ellos.

Cada sábado de madrugada, Roberto prepara su vehículo. La ropa sucia de la semana, encomiendas que le mandan a sus padres y cosas que no se consiguen allá llenan la palangana y el asiento trasero del auto.

El recorrido que anteriormente tomaba unas dos horas, hoy se ha vuelto un calvario de hasta cuatro horas. Y no es que la casa de sus padres quede más lejos, simplemente la velocidad de viaje se ha disminuido.

“Se tiene que ir con mucho cuidado, esquivando hoyos, piedras, carros detenidos y algunos tramos de obra que no se terminaron.

Sube el costo de las visitas

Pese al cuidado y la baja velocidad, el viaje de Roberto siempre tiene alguna sorpresa. Llantas pinchadas, sacudidas violentas y hasta vehículos accidentados han extendido el tiempo de viaje.

“Antes un juego de llantas me duraba hasta un año, pero hoy la pésima condición de las carreteras hace que las cambie hasta dos veces al año”.

Cada mes las reparaciones al carro van en aumento. Arreglos en la alineación, cambio de frenos, revisión de varillas y hasta la recarga del aire acondicionado se han vuelto más frecuentes. Y este es un gasto que Roberto debe añadirle al tiempo que invierte en ir a visitar a sus padres y así se ajusta el presupuesto mensual.

Para Roberto, visitar a sus padres siempre será una prioridad, y pese al alto costo no lo dejará de hacer. Además tiene claro que el costo de seguir haciéndolo se lo debe a dos cosas, “a los empresarios corruptos y al prófugo de Alejandro Sinibaldi y sus movidas shucas”.

Hoy, el Gobierno de Jimmy Morales ha logrado suspender el contrato con la transnacional Odebrecht y licitará de nuevo el tramo inconcluso que dejó tras de sí la constructora. Roberto solo espera que los trabajos, esta vez sí se hagan para ayudarle a bajar el costo de visitar a sus padres.

Los grandes culpables

En Guatemala, nueve empresarios pagaron sobornos por Q66.8 millones al exministro de comunicaciones Alejandro Sinibaldi. Todo con el fin de que se les pagara deuda de arrastre. Hoy deberán resarcir al Estado de Guatemala la mitad de esa cantidad y construir tramos carreteros para purgar una parte de su condena.

Las prácticas corruptas fueron un factor decisivo para que la administración de Sinibaldi dejara por un lado la inversión en obra pública y se dedicara a hacer negocios ilícitos. Entre tanto, la red vial nacional fue la más afectada y los usuarios de la misma sus más grandes afectados.

Pero no solo los empresarios nacionales son causantes de la debacle del sistema de carreteras. La sombra del gran corruptor latinoamericano “Odebrecht”, cayó sobre nuestro frágil sistema de comunicación vial.

Alejandro Sinibaldi habría recibido de la transnacional brasilera unos US$19 millones por concepto de sobornos para recibir contratos en Guatemala. Sinibaldi, a su vez repartió el dinero entre el ex secretario privado de Roxana Baldetti, Carlos Arturo Batres Gil US$4.9 millones y a Manuel Baldizón US$3 millones. 

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