Aunque, a la baja, Guatemala tiene una tasa de natalidad alta. Unos 300 mil niños son registrados año con año, según el RENAP. Nadie planificaba que este año trajera consigo pandemia y catástrofes naturales, menos las mujeres que debieron dar a luz a sus hijos en las últimas semanas.
Ya es una complicación severa dar a luz en tiempos de pandemia y a esa crisis sanitaria se le suma la destrucción que dejó la tormeta ETA. Muchas mujeres debieron enfrentar este período, tan difícil, con sus hijos recién nacidos en brazos. Varias quienes lo vivieron en los sitios de riesgo y quedaron damnificadas, perdieron incluso ese fruto amado de sus vientres y sus familias.
Óscar Díaz Maldonado, piloto aviador profesional, nos cuenta un poco de lo que vivió. Dedicó un par de semanas de su vida, como voluntario, para pilotar y rescatar a víctimas, así como llevar alimentos y víveres a los miles de damnificados.
“En total, movilicé, entre Alta Verapaz y Poptún, unas 8 mujeres embarazadas”.
Óscar Díaz
Díaz cuenta que su padre, llevaba en avión los víveres, trasladaba a puntos estratégicos, cargas enormes. Óscar y otros llevaban esos cargamentos, en paquetes más pequeños a lugares lejanos.
Este piloto puso en práctica cursos especiales de paracaidismo y supervivencia kaibil que había recibido para situaciones extremas. Nunca se imaginó que los cursos que había buscado por ser amante de la aventura y los deportes extremos, en esta oportunidad le daría habilidades para salvar la vida de otros.
Durante su travesía, llena de amor y empatía ayudó a salvar a varias mujeres embarazadas, con trabajo de parto. Óscar comparte su relato:
Una niña, varias aldeas
Gracias a esta pequeña mujer que rogaba por su rescate, fueron descubiertas otras aldeas inundadas que estaban incomunicadas. Salvar a este bebé, representó ayudar a cientos más.
La última fue en una aldea de Las Verapaces. Fue impactante, porque la madre era una niña, que iba con una hemorragia severa e iba con la placenta de fuera. La menor no tenía DPI, ya que hace dos semanas cumplió 18 años.
La pudimos trasladar de emergencia y fue gracias a ella que descubrimos todas las áreas alrededor de Chisec que estaban inundadas. El sitio estaba bajo de agua, la movimos a ella y regresamos a identificar el terreno. Hicimos helipuertos y al día siguiente comenzamos todos, a llevar alimentación y víveres a esas aldeas que logramos identificar.
Era una nenita, su rostro era de niña y gracias a ella vimos esas otras aldeas de Chisec.
El nombre de la madre es María Pop, en medio de su lucha y sintiendo morir, dijo, en pocomchí, que su recién nacida se llamaría “María” por la Virgen, por el milagro de lograr vivir aún en las condiciones más terribles.
Un fallecido, un recuerdo doloroso e imborrable
No podía caminar, la llevaron en una hamaca… yo pensé que se nos iba a morir.
Este caso fue inmortalizado en un video que Óscar nos comparte. La mujer iba pálida, no podía pararse, luchaba por su vida, aunque no le encontraba sentido a su existencia, pues sus brazos estaban vacíos, su hijo había fallecido, no tenía casa y no sabía cómo iba a vivir. Sin embargo, fue rescatada y la comunidad entera se unió por ella, se unieron en su dolor.
Dolía el fallecimiento de su bebé, pero ella debía vivir, decenas de manos la llevaron cargada a su rescate, Óscar la sacó de ahí.
“Hubo un caso en el que un bebé falleció, su madre inició con el trabajo de parto, la comadrona hizo lo que pudo y ellos quedaron atrapados.
Eran las 8:00 p.m. y la madre comenzó con su trabajo de parto. A las 11:00 a.m., del siguiente día, nos avisan de un traslado urgente, fuimos al lugar, la evacuamos y realmente iba casi muerta”.
Una madre, un corazoncito latiente y un alcalde que cedió su lugar
En una aldea de Poptún, Petén, el tiempo corría y había que rescatar al alcalde. Él cedió su lugar porque había una mujer en trabajo de parto y los latidos del corazón del bebé comenzaban a disminuir.
Óscar explica: “A ella tuvieron que hacerle cesárea, su primer hijo también fue por cesárea y el segundo tenía que ser igual. Inició con contracciones, le llevamos a un enfermero y explicó que la vida del bebé ya se encontraba comprometida. Sus latidos disminuían y si no la movíamos inmediatamente iba a comenzar con un trabajo de parto y tanto la mamá como su bebé podrían morir”.
En ese lugar se encontraba el alcalde de la comunidad (Poptún), a él lo íbamos a trasladar y me dijo: “Llevátela, yo me quedo… yo aquí paso la noche”.
Todos en el lugar estaban incomunicados y no había forma de salir del lugar. Óscar hizo dos viajes. Se salvaron el alcalde, el bebé y la madre.
Éramos una “Reserva Área naciente” porque volamos pilotos privados movilizando al ejército y unimos esfuerzos,
Hay héroes sin capa, algunos llevan alas, como el caso de Óscar. Sirva este relato para demostrar cómo gracias a una persona, muchos tuvieron sus víveres y otros lograron sobrevivir, nacer.
Ciudadanos, no habitantes
Óscar cierra nuestra entrevista: “He visto que el 98 por ciento de la población está ayudando y haciendo algo, muchos desde sus oficinas. He visto un gran esfuerzo por parte de todos. Me tocó ver desde a una ancianita que me dio una bolsa de pan para que se la entregara a quien tuviera mucha hambre, hasta las grandes donaciones de grandes empresas de renombre en el país. Descubrí un sinfín de corazones nobles guatemaltecos. No hay que concentrarse en criticar sino en apoyar”.
“Le hago un llamado a mis compañeros en alas a que se apunten y que juntos saquemos a Guatemala. Cuando salga reserva aérea los quiero a todos ahí. Porque esa es la diferencia entre ciudadanos y habitantes. Tenemos que ser ciudadanos responsables, no solo habitantes de un lugar”.
