Enrique venía de viaje de paseo; también a ver a su madre, que vive en Guatemala; él ya tenía algún tiempo de no verla y la extrañaba, por lo que desde inicios de 2020 decidió que quería compartir algún tiempo con ella.
Organizó el viaje para estar una semana.
Él llegó el 10 de marzo a Guatemala. Todo estaba bien, ingresó al Aeropuerto Internacional La Aurora; había medidas para verificar si las personas tenían fiebre y de ser así enviarlas a cuarentena.
Enrique pasó por controles y fue directo a su casa, pues no presentaba síntomas ni fiebre.
Llegó a su casa y lo primero que hizo fue abrazar a su madre, compartir una comida con ella y hablar de todo.
Pero las cosas se empezaron a complicar en el país, pues esa misma semana el presidente Alejandro Giammattei anunció que ya había un caso de coronavirus en Guatemala.
Eso alarmó a Enrique porque no sabía qué hacer. Se le ocurrió llamar a la Embajada de Estados Unidos, para saber qué pasaría después, porque aún tenía un par de días más en el país., La embajada le respondió que hasta ese momento todo seguía con normalidad.
Sin embargo, él se tenía que ir del país el lunes 16 de marzo, pero entre las regulaciones del presidente se dio cuenta de que habían cerrado las fronteras y Guatemala había entrado en cuarentena.
Enrique empezó a llamar a la Embajada de Estados Unidos, a Migración y a quien se le ocurriera para poder salir, pero la respuesta fue negativa.
Ahora, Enrique está furioso porque puede perder su trabajo por estar encerrado ante la normativa. Según él, las medidas son exageradas.
“Mire, qué pasaría si yo no tuviera una familia aquí. Creo que tendría que dormir en la calle o en la casa del migrante, porque no tendría para pagar hoteles todos los días; además, aquí nadie resuelve la situación y yo puedo quedarme hasta sin trabajo”. – Enrique.