En el IGSS la muerte podría llegar antes que la cita, la medicina o la atención
“Conozco a una señora que tuvo que irse a vivir al hospital por tres meses para conseguir un espacio en el quirófano. Llevaba esperando tres años”.
“Ocho años llevaba mi mamá esperando una operación y hoy la traje a que le dieran fecha, sus exámenes posoperatorios están vencidos, tocará esperar otro año”.
“La mamá de una amiga necesitaba una operación urgente en 2015, la ingresaron en la lista de espera para 2017, debió operarse en un hospital privado”.
“El hijo de mi prima, de tres años, se golpeó el ojo derecho, lo tenía inflamado y con sangre, lo llevamos al IGSS en febrero de 2018 y le dejaron cita para agosto de 2019”.
“Soy jubilada por invalidez, desde hace un año debían hacerme una ligadura de venas esofágicas, la orden me la dieron en enero, pero no fue autorizada, fui con un médico particular”.
“Mi hijo tiene un tratamiento para que su sangre no se espese, la caja de antibióticos cuesta Q600 y solo dura 14 días, además necesita una operación, pero le dejaron cita dentro de 6 meses y no ha visto al médico ni le han dado la medicina”.
“A mí el odontólogo me dijo que solo un relleno o limpieza pueden hacer y dan cita cada 4 meses, y a mi mamá no la atendieron bien, si no hubiera pagado sanatorio tendría 26 años de muerta”.
“En julio de 2018 yo pasé con la doctora por un dolor que tenía en la cara, me atendió 5 minutos y lo que me recetó fue diclofenaco. Me dejó cita para febrero de 2019”.
Así se podrían llenar páginas de testimonios de pacientes afiliados al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) que es severamente criticado por quienes dicen reciben una atención deficiente, por los médicos y las enfermeras en las clínicas del seguro.
Coinciden, además, que las consultas son resumidas por los médicos de cinco a diez minutos y que en muchas ocasiones no los examinan sino solo les preguntan en dónde les duele para medicarles generalmente un tipo de medicina.
El diclofenaco suele ser el medicamento más popular entre los médicos del IGSS, si duele la cabeza, el estómago, si hay fiebre, incluso si se llega por una bronquitis.
Y para los diabéticos y enfermos del corazón, la situación empeora porque generalmente a los enfermos de diabetes se les receta insulina, pero casi nunca hay en la farmacia del seguro social y a los que padecen del corazón, la posibilidad de una operación o medicamento es casi nula.
El personal del IGSS es otro asunto por el que los pacientes nunca suelen hablar bien de esa institución.
Tanto secretarias como enfermeras dicen, ni siquiera les ven la cara cuando les hablan. Hasta el policía de la puerta les recrimina que no deben tardar más de dos minutos para bajar a un paciente frente a la entrada, aunque sea una persona de la tercera edad.
¿Y las colas? Interminables explican quienes acuden a su consulta. Madrugan para ser atendidos en cuatro o hasta siete horas. Y en las emergencias la situación empeora, porque ya no los atienden si llegan después de 24 horas que ocurrió el accidente.
Así se quejan del IGSS. La institución por su parte ha habilitado el número 2412-1200 y las oficinas para que los usuarios del servicio se puedan quejar y los ayuden a solucionar sus problemas. Se puede llamar o por escrito con número de afiliado y pruebas que acompañen la denuncia al séptimo nivel de las oficinas centrales.
En un período de 4 años, el número de afiliados al IGSS aumentó 6.6 por ciento, al pasar de 1 millón 227 mil 615, en el primer trimestre de 2014 a 1 millón 309 mil 785 mil a marzo de 2019.
El mayor número de afiliados lo conforma la agricultura, comercio, servicios e industria.
Actualmente, el IGSS atiende a 3.4 millones de personas en total.
Fuentes: Testimonios de pacientes, IGSS, Página Desmonopolicemos el IGSS
Fotos: Google, Desmonopolicemos el IGSS.