Mientras, Alejandro Giammattei se quejaba por haber encontrado solo un rollo de papel en Casa Presidencial, otros funcionarios electos se enfrentaban a gritos y con pistola en mano por un espacio de trabajo. En los corredores del Congreso de la República, las historias de diputados que buscan una oficina dan cuenta de altercados y escenas vergonzosas que a diario protagonizan los padres de la patria.
El más reciente de los incidentes se registró en el edificio 7 y 10, de la 7a. avenida y 10a. calle de la zona 1, donde medio ciento de parlamentarios tienen sus oficinas. Allí, la mañana del lunes, Javier Hernández, de FCN-Nación, protagonizó una acalorada discusión con otro legislador. La razón, una oficina que ambos reclamaban para uso personal.
“Hijo de la gran… no me chingués, ni se te ocurra, no sabes al v… que te estás metiendo. Por la gran p… no chingués…”, fueron los insultos que se intercambiaron los parlamentarios en el 5o. nivel del edificio 7 y 10.
Para conocer la versión de lo sucedido el lunes recién pasado, Relato intentó comunicarse con Javier Hernández, pero este no respondió a las llamadas ni a los mensajes.
Incluso, los empleados del edificio recuerdan que la semana pasada otra discusión también se subió de tono. “Vinieron unos diputados a sacar a otros de una oficina, pero como no se querían ir hasta pistola les sacaron”, indicaron. El incómodo incidente, que ha dejado a varios legisladores inquietos, llegó a oídos de otros parlamentarios como Samuel Pérez, de Movimiento Semilla.
Pérez, quien es el único miembro de su bancada que no cuenta con oficina, ante las muestras de violencia y desorden para conseguir un espacio ha decidido esperar: “Voy a ir a la directiva para ver cómo me resuelven, pues ahorita estoy ocupando un espacio en la Comisión de la Mujer”.
Pérez compartió que se le ofreció un espacio, pero este venía con condiciones. Me dieron una oficina, que luego se la quedó un diputado de la UNE, pues no la quise recibir. Según Pérez, le dijeron que podía ocupar el espacio, pero que el personal que laboraba allí debía quedarse. “No lo acepté. Imagínese que uno quiere contratar gente que uno conoce y solo dejan agarrar a los que le quieran imponer… No”, resaltó.
Para Pérez, la falta de un espacio es obra del partido TODOS, pues son ellos quienes no quieren que él tenga una oficina. “El problema es administrativo, pero en TODOS ya dijeron que a los de Semilla los vamos a sacar de las comisiones”, manifestó.
“La verdad es que tal vez me pasó esto por nuevo”. – Samuel Pérez.
Otros como el diputado Boris España, de TODOS, trabajan a todo lujo en el 9o. nivel del edificio 7 y 10. Una oficina de medio piso, con vista panorámica a la zona 1 y acceso directo a la azotea son algunos de los beneficios que este legislador de Chiquimula tiene. Mientras tanto, sus vecinos del 8o. nivel, seis representantes de VAMOS, comparten el mismo espacio que el hijo predilecto del Señor de Esquipulas.
Se heredan o se compran
Algunas de las oficinas para los diputados se cotizan muy por encima de otras. Así, por ejemplo, las más atractivas son las que están dentro del edificio del Congreso, pero esas ya tienen dueño. A estas le siguen las del edificio 7 y 10, sobre todo las del 7o., 8o. y 9o. nivel. “Son más amplias, elegantes y mejor acondicionadas, pues la otras pareciera que eran clínicas para dentistas”, sostuvo un parlamentario. Y es por los espacios de niveles altos que se cobra más caro. Unos Q50 mil estaban cobrando los diputados salientes o que vieron su bancada reducida, se supo.
Todo este desorden obedece, según Pérez, a una falta de organización en la forma en que se asignan los espacios para los diputados entrantes. A Pérez se le suma De Torrebiarte, de CREO, quien aseguró: “Es un desorden, hay diputados que vienen a colgar sus nombres en las puertas para tratar de apoderarse de una oficina”.
Otros diputados fueron más vivos que Samuel Pérez y recurrieron a la vieja estrategia de heredar un espacio. Aldo Dávila, el diputado abiertamente homosexual por la bancada WINAQ, afirmó que heredó su oficina de Leocadio Juracán: “Me contacté con él y acordamos que me dejaría su espacio cuando asumiera la curul”.
Adela de Torrebiarte, de Creo, señaló que la oficina que ocupa le fue heredada por Oliverio García Rodas. Se hizo de un espacio luego de resultar electa. “Me llamó Oliverio, luego de las elecciones y me dijo que él quería dejarme su oficina”, afirmó.
“Pero la verdad es que se debe crear un protocolo para asignación de oficinas, pues estas cosas no deberían de pasar en un Congreso de la República”. – Adela Torrebiarte
De acuerdo con Sofía Hernández, primera vicepresidenta del Congreso, el organismo gasta Q24 millones al año en pagos de rentas para espacios de trabajo de los diputados. Entre tanto, sostuvo que se hará un mapeo de todas las oficinas del Legislativo, pues hay diputados que tienen hasta 5 oficinas y se deben redistribuir.
Tal parece que la tregua entre bancadas es más débil que la lealtad entre los diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Y de seguir así, un pleito por una oficina será cosa de risa cuando se asignen obras al listado geográfico nacional para inversión en 2021.