No es la pandemia lo que le ha creado problemas a los pueblos y caseríos de la comunidad de Chisec, Alta Verapaz, sino una dificultad que se ha arrastrado desde hace años: el hambre. Con el inicio de la cuarentena y las medidas presidenciales para contener los contagios de COVID-19 en Guatemala, la comida empezó a escasear para cientos de familias.
Wilfredo Boll, líder social del Frente de Pueblos Unidos Guatemaltecos, comentó sobre las situaciones que aquejan a estas familias. “Ahora con la pandemia, la situación se ha complicado. Las carencias principales son la seguridad alimentaria y el acceso a los insumos, no hay suficiente. Con los días que han transcurrido, lo que la gente tenía de dinero para poder mantenerse, ya fue gastado. Casi no hay empleo ni apoyo del gobierno municipal, departamental o central”, afirmó.
Según Boll, Alta Verapaz debe soportar las medidas al tener un 80 por ciento de su población que vive con desnutrición. En el caso de las plantaciones, negocio principal para las personas que viven en esta región, “los granos básicos están escaseando y los que tienen para producir es para su propio consumo, no pueden venderlos porque se les terminaron las provisiones. Es gente humilde, en general de escasos recursos, que viven del día a día. Algunos han tratado de emigrar, pero debido al encierro no han podido conseguir dinero y la situación empeora. Los niños piden comida y ya no hay suficiente. Las despensas están vacías”.
Por otro lado, Boll también ha tratado de conseguir ayuda para estas personas, quienes suelen sobrevivir con pequeñas comidas como algunas tortillas, chiles y una libra de sal para alimentar familias de hasta seis hijos. “Hemos buscado apoyo en todas partes y desconocemos por qué el gobierno tarda tanto para enviar la ayuda de 10 programas. En las aldeas no tenemos luz y el Bono Familia es solo para los que tienen contador. Nosotros no aplicamos a este bono y no nos han dicho cómo nos van a ayudar”.
Las madres relatan su situación
Otra de las problemáticas que viven las familias en Chisec es una gran cantidad de madres solteras que no pueden laborar porque deben cuidar a los más pequeños del hogar. Este es el caso de Marta, del Barrio Monja Blanca, quien afirmó: “En Chisec no tenemos nada por cuidar a los niños en casa. No podemos ir a los mercados porque están cerrados. Todo subió de precio, no hay dinero y los niños lloran porque no tenemos comida”.
Para un día con suerte, Marta logra juntar hasta Q30 cuando trabaja lavando ropa en una pileta. Sin embargo, con sus 6 pequeños en el hogar, nunca resulta suficiente para poder alimentarlos varios días. “Los niños me preguntan por comida y solo nos queda decir que debemos aguantar”.
Aún con las limitantes, Marta intenta apoyarse junto a otras familias, principalmente con las que están pasando mayores penas. “Hay muchos adultos mayores que no tienen familia y tratamos de apoyarnos entre todos para salir de esta situación. Compartimos lo poco que tenemos”.
Sin embargo, esos Q30 que solo ciertos días podía juntar Marta, cesaron también con las prohibiciones y no poder salir a las calles.
La última ayuda que tuvieron fueron 100 cajas de comida
La comunidad Católica y Musulmana, por medio de la iniciativa No te duermas con hambre, reunió insumos suficientes para donar hasta 100 cajas de comida para que estas personas pudieran tener algunos recursos durante esta cuarentena. Sin embargo, esta ha sido la única ayuda que han recibido, según Boll y vecinos de Chisec. Por otro lado, las ayudas del gobierno no han llegado a esta región.
Deborah también vive en uno de los caseríos de Chisec y vio por primera vez una ayuda para poder sobrevivir algunos días con las cuatro personas que integran su hogar. “Uno mira las cajas que nos dieron las comunidades religiosas y solo pudimos llorar. Los niños también lloraron de la felicidad porque tuvimos la dicha de tomar un atol. Teníamos algunos días sin comer y estas cajas nos darán alimentos por tres días, suena muy poco, pero nosotros lo vemos gigantesco”.
Además, los vecinos de este sector han afirmado que varios bonos no son aplicables para ellos. “Nosotros no tenemos contador de luz, vivimos sin energía eléctrica y no podemos aplicar a los Q1,000 que está dando el gobierno con el Bono Familia. Tampoco vienen las cajas. Mientras, debemos ver cómo salimos de esta situación”, afirmó Deborah.
Mientras las familias soportan la cuarentena, los problemas de desnutrición y hambruna son los que aquejan a estas comunidades. Pero, para las autoridades, el virus sigue siendo la mayor preocupación. Hoy, las familias buscan, no sobrevivir al COVID-19, sino al hambre. Boll asegura que ya hay algunos pequeños que han muerto a causa de varios días sin consumir alimentos, mientras sus padres tratan de buscar la manera de dar algo para alimentarlos.