“Nunca se está listo para una cosa así”, dice Norma, mientras se retira la careta, mascarilla, botas y ropa del trabajo. Tiene apenas unos minutos para estar lista y desinfectarse antes de subir al bus que la lleva de regreso a su casa en zona 6.
Desde el inicio de la pandemia en el país, no le ha faltado la comida en su mesa, pero han sido meses llenos de incertidumbre para Norma, quien lleva más de 15 años de ser conserje en un hospital privado de la ciudad.
Ella está encargada de la limpieza del área de pediatría, pero a raíz de la situación y que despidieron a varias de sus compañeras ha tenido que hacerse cargo de otras áreas, entre ellas la de emergencias.
“Nosotras nos fuimos a cuarentena porque una de las compañeras salió positiva. Gracias a Dios yo no tuve contacto con ella, pero por seguridad nos mandaron a la casa”, cuenta. “Aquí se mira de todo y creo que el riesgo es el mismo para todos, no solo para los doctores y enfermeras, sino también para quienes limpiamos o cocinan”.
Nueva normalidad
Para Norma, también su estilo de vida ha cambiado. “Cuando llego a mi casa antes de poder abrazar a mis hijos, primero me desinfecto para cuidarme y protegerlos a ellos”. De su casa sale a las 6:00 a.m. y a las 3:00 p.m. del hospital y a veces busca trabajar horas extra para ayudar más en su hogar.
“Mi esposo se quedó sin trabajo, pero labora en su mototaxi y hace algunos mandados, así poco a poco salimos de los gastos que como familia tenemos todos los meses. Más con nuestros hijos y sus colegiaturas”, relata.
Para don “Chuy”, como le conocen, la historia no es diferente. El miedo y la incertidumbre persisten a pesar de no tratar directamente con los pacientes. “Donde trabajo sí nos han cuidado y ayudado al darnos todo lo que necesitamos, pero siempre existe ese temor de que algo nos pueda pasar”.
Hace unas semanas un hermano de don Chuy fue otra de las víctimas mortales del COVID-19, que hasta el 30 de junio había dejado 817 fallecidos en el país. “Uno qué más quisiera quedarse en su casa pero si uno no trabaja no puede comer”.
A más de 100 días de permanecer en cuarentena, las personas contagiadas de COVID-19 van en aumento y según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estiman que el pico de casos por contagio llegará a Guatemala, México, El Salvador, Honduras y Panamá en agosto próximo.
Carissa Etienne, directora de la OPS, aseguró que estas proyecciones se convertirán en realidad solo si las condiciones actuales se mantienen y eso significa que los países pueden cambiarlas si toman las decisiones correctas e implementan medidas de salud estrictas y comprobadas.