El pastor que le destruyó la vida a Engelver
Lo sacaron a él, su niña de 4 años y su esposa casi a empujones.
Entraron y destrozaron todo. Las paredes, el cielo falso, quebraron la teja y todo lo que estaba a su paso.
Engelver y su familia se quedaron en la calle, pero el pastor no se conmovió.
Fueron al menos 70 policías para echarlos a la calle. La orden de Juez fue emitida a petición del pastor.
De esa forma, le estaba arrebatando no solo su casa, sino sus recuerdos y hasta la forma de ganarse la vida.
Era la casa, donde creció él, vivió su abuela, su madre y también ahí ambas fallecieron.
A pesar de que el terremoto ocurrido en San Marcos el 7 de noviembre de 2012 la destruyó, él optó por vivir allí.
Para este hombre, de 33 años, nada ha sido fácil. En ese mismo terremoto, también perdió la vida su hermana, sobrinas y mamá. Y ahora, él solo tiene una pierna. Hoy usa prótesis.
En la empresa donde él trabajaba, le dieron el dinero de su tiempo y lo utilizó para limpiar el terreno, sacar piedra y dejarlo plano. Poco a poco fue reconstruyendo.
Decidió que había que salir adelante y puso un car wash, una venta de flores y licuados de fruta en la que consideraba su casa.
Pero, para su mala suerte, el pastor Ismael Muñoz Ciriaco, ya había puesto el ojo en el terreno. Desde entonces, buscó desterrar a Engelver y su familia.
Le ganó el proceso judicial porque Engelver se quedó sin dinero para un abogado y el terrateniente, dueño de edificios, condominios y comercios en San Marcos, tenía miles de quetzales más.
Al pastor, que escribió un libro denominado Uniendo familias, le acusan de querer el terreno de Engelver desde el terremoto.
Hoy, Engelver vive en un apartamento pequeño que le fue prestado por un amigo.
Sus muebles, comprados poco a poco fueron recomendados en una casa porque allí no cabe mucho.
Él había invertido Q150 mil en levantar la vivienda después del terremoto y hoy lo perdió todo.
No tiene ganas de nada, se queda pensativo porque no sabe dónde volver a comenzar, las ganas de montar en su bicicleta se fueron.
Ni las 32 medallas que ha ganado por competir en ciclismo, a pesar de su discapacidad, lo motivan para salir adelante.
¿Qué se puede esperar cuando se ha perdido lo que se ha construido con años de trabajo y en un día se lo destruyen?
Engelver hoy tiene que mentirle a su hija, de 4 años, cuando le pregunta que, por qué no se van a su casa. Él dice que se le atraviesa un nudo en la garganta y le responde que la están componiendo, porque a la niña le hace falta estar allí donde nació.
Sin donde vivir ahora, Engelver necesita tu ayuda. Puedes donar lo que quieras a esta cuenta 156-008393-1 del Banco de los Trabajadores, a nombre de Engelver de Jesús Ramírez Castillo.