Roxana Baldetti, la primera mujer que fue vicepresidenta en Guatemala, tuvo en la palma de la mano todo el poder, pero en tres años su vida cambió. Recientemente fue condenada a 15 años y seis meses por actos de corrupción en el caso AMSA.
El 2015 marcó la historia de Guatemala al ser revelados los casos de alto impacto y corrupción. Ese año, todo se le vino abajo a la exgobernante, pues ya se sentía atrapada.
De pronto, todo cambió y su fama descendió, ya que ahora cuando sale a las audiencias, la gente le grita en la calle corrupta.
Antes la respetaban, pero ahora pareciera que ya nadie la quiere.
Para la psicóloga, Andrea Flores, es normal que Baldetti pueda deprimirse, pues no es fácil estar en un alto cargo y poder, para luego perderlo todo.
“Incluso es normal que tenga tendencias suicidas, porque eso causa depresión. Hay que tomar en cuenta que no es el único caso que enfrenta”. Andrea Flores.
Lo más adecuado sería que Baldetti estuviera en un lugar adecuado para poder ser tratada. El Hospital Nacional de Salud Mental Carlos Federico Mora, podría ser donde termine de cumplir su condena y tratar la enfermedad mental que pueda padecer.
Roxana Baldetti al escuchar la primera sentencia en su contra estuvo sola, no había familia, amigos y nadie que la consolara. Su situación mental pudo agravarse por el tiempo que estará en prisión.
Ahora su nueva casa podría ser el Hospital Nacional de Salud Mental Carlos Federico Mora, en el que una oportunidad ella aseguró que era “rebonito”, por lo que pareciera que lo modificó para su estadía.
Por ahora, el tribunal deberá determinar qué procede con Baldetti y cuál podría ser su futuro. Además, de cuáles serán las medidas para garantizar su seguridad y que su vida no corra peligro.