Elena Molina vio cómo su hijo, Carlos, se iba a la universidad. Como todos los días, le preparó el desayuno y una pequeña refacción para que pudiera comer en algún tiempo libre.
Carlos iba vestido con unos jeans, camisa celeste y zapatos café. Él era estudiante de Ingeniería y ese día tenía que entregar un proyecto de fin de año. Se despidió de su mamá, en la cocina, y le aseguró que regresaría antes de las 15:00 horas.
Elena fue al mercado, limpio la casa, hizo el almuerzo y tuvo una reunión en la iglesia; regresó a eso de las 19:00 horas, pero Carlos aún no había llegado y eso la empezó a preocupar, pero también recordó que a veces él se atrasaba.
Carlos nunca llegó
A la mañana siguiente, Elena estaba muy preocupada. Llamó a los amigos de su hijo, pero nadie sabía nada de él; incluso, dio aviso a la policía para poner la denuncia, donde le indicaron que debía abocarse a la comisaría más cercana.
Elena llamó a su otro hijo para contarle que Carlos no aparecía. Él decidió ir a buscarlo a la universidad, a la casa de sus amigos y hasta en las comisarías, pero tampoco sabían nada de él.
La angustiada madre empezó a perder la paz, por lo que cada vez que sonaba el teléfono corría para saber si era Carlos; incluso, hasta pasó por su cabeza que lo habían secuestrado, pero nadie pidió rescate y él tampoco llamaba.
Por fin pusieron la denuncia en la comisaría más cercana. Les pidieron una foto de Carlos, pero ya no se podía pedir una alerta Alba-Keneth porque Carlos ya no era menor de edad, tampoco tenía DPI y por el tiempo en que se los entregarían era imposible.
Cada vez era más difícil estar tranquila, pues a cada momento le pasaba por su cabeza que su hijo no aparecía y que nadie sabía nada de él.
Al segundo día, Elena decidió ir a buscar a su hijo a la morgue, pero tampoco estaba allí.
Al tercer día, la angustiada madre estaba en su casa tomando un té cuando una de sus vecinas llegó a preguntarle cómo seguía su hijo. Elena le comentó que continuaba desaparecido, por lo que ante aquella respuesta la vecina le aseguró saber dónde estaba Carlos: ¡Él se encuentra en el Hospital San Juan de Dios!
En ese momento le regresó la vida
Elena agarró camino casi de inmediato hacia el hospital para ver a su hijo, donde lo que menos esperaba era enterarse de que él estaba en el intensivo y en coma. La madre no sabía lo que estaba pasando, pero empezó a suplicarle a Dios que lo sanara.
Una de las trabajadoras sociales se acercó con ella para explicarle lo que había pasado. Le contó que su hijo iba de camino a la universidad cuando se subieron a asaltar el bus en el que viajaba, pero a uno de los delincuentes se le disparó el arma y le dio en la cabeza a Carlos. No lo mató, pero lo dejó grave en el lugar.
Una ambulancia trasladó de emergencia al joven, pero por no llevar documentos no se pudo informar a la familia.
Carlos estuvo más de dos meses en el hospital, por lo que su mamá no dejaba de orar a cada momento para que su hijo se recuperara.
De esta agonía han pasado 3 años y ha costado mucho que Carlos se recupere, pues cuando salió del coma tuvo que volver a aprender cómo volver a caminar, comer y hasta hablar.