El mes más romántico del año ya está aquí, es la fecha que todos nos volvemos “empalagosos” y, después de Navidad, es la época, en la cual más regalos compramos. Personalmente, soy un tanto antiobsequios o más bien temo un poco a los famosos “intercambios de la amistad”.
Será porque cuando estudiaba nunca tuve una grata experiencia. Y sé que piensan que “la intención es lo que cuenta”, pero a nadie le gusta recibir una cajita llena de chicles (de Q1), mientras los demás reciben un peluche.
Durante los años no cambió mucho la situación. Recuerdo que lo que parecía ser el fin de las “malas experiencias”, se arruinó cuando recibí aquel libro con una bonita portada, pero estaba escrito en algo que parecía ruso o alemán, no lo pude leer.
Pero, considero todos tenemos derecho a segundas oportunidades, entonces aún tengo fe en que esa “mala racha” terminará. Mientras tanto, escucho a mis amigos planear cosas, encargar paquetes; que para su pareja, sus otros amigos, el jefe, su mamá, etcétera.
Según Atrápalo, compañía online, líder en venta de planes de ocio y regalos, estima que el gasto que realizamos en compras por estas fechas es de Q300 por persona. Esto es solo el promedio, el top ranking de ventas lo continúan liderando los restaurantes, seguido por los spa para dos y las entradas al cine o algún evento especial.
Claro, el negocio de los cupcakes personalizados va en aumento, al igual que los clásicos arreglos florales o de globos, además de los chocolates, pues ¡a quién no le gustan!
Aunque estos detalles van cambiando, ahora se habla de “regalar actividades” como un canopy, dar un paseo en globo aerostático, o darse una “escapadita” a algún sitio cercano.