El pasado 13 de junio, el Ejército de Guatemala entregó al Ministerio de Salud un espacio para atender a pacientes asintomáticos con el coronavirus. El llamado “Campamento de la Paz” cuenta con una capacidad instalada para 400 personas y listo para recibir a 200 pacientes, desde entonces la cartera de Salud lo dejó en el olvido.
Mientras tanto, entidades como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) pagan hasta US$100 diarios para hospedar a pacientes positivos con el COVID-19, en hoteles 5 estrellas. Enfermos son atendidos en sillas plásticas, el suelo, mesas y los corredores de los hospitales nacionales, pero del “Campamento de la Paz”, nadie se recuerda.
Para Manfredo Marroquín, de Acción Ciudadana, esto solo viene a demostrar la falta de capacidad en la administración de recursos del actual gobierno. Esto nos deja claro que “ellos”, no saben de administración de recursos y la falta de planificación para la atención de esta crisis, aseguró.
“Es un crimen que, teniendo estos espacios listos para ser ocupados, se queden tirados y desperdiciados”, Manfredo Marroquín.
Por medio de un convenio suscrito entre los ministerios de Salud y Defensa, le fue entregada un área de camas para facilitar la atención de al menos 200 pacientes asintomáticos infectados. “En el Campamento de la Paz, anexo al Centro Médico Militar, todo se encuentra listo para recibir pacientes leves y asintomáticos”, afirmó el entonces ministro de Salud, Hugo Monroy. Días después, Monroy fue removido del cargo por señalamientos inoperancia y poca efectividad en el manejo de la crisis sanitaria provocada por la pandemia.
“Nosotros ya entregamos el espacio al Ministerio de Salud, y ellos lo tienen bajo su control, ahora deben ser ellos quienes suministren personal y equipo para atender a los pacientes”, departamento de Información y Divulgación del Ejército.
Monroy fue calificado por el diputado Aldo Dávila como inoperante e ineficiente. El entonces ministro habría sido solicitado al Congreso para una interpelación, pero fue removido del cargo por el presidente Giammattei antes de atender la cita con los parlamentarios.
De acuerdo con Julia Barrera, del Ministerio de Salud, aún no se ha comenzado a utilizar el espacio del Hospital Militar pues se optó por ampliar la cobertura en los hospitales que ya funcionan. “Se está priorizando en este momento ampliar la cobertura en los hospitales que ya funcionan por el tipo de pacientes que hay que son moderados a severos”, aseguró la vocera.
Se creó para el ébola
En 2015, uno de los contingentes del Ejército de Guatemala volvía del continente africano. Allí una guerra civil y la epidemia del ébola azotaba a la República Democrática del Congo y tras 12 meses de prestar sus servicios a las Naciones Unidas, en temas de protección civil y estabilizar la situación. A su regreso a Guatemala, entonces, los efectivos militares debían guardar cuarentena para evitar la propagación, del entonces virus mortal, en territorio nacional.
Uno de los puntos dispuestos para que los soldados fueran aislados fue en el Comando Aéreo del Norte, en Santa Elena Petén. Y las voces de los opositores no se hicieron esperar. Entre ellos, el entonces diputado Manuel Barquín, de la bancada LIDER, quien pidió que los militares no guardaran cuarentena en el departamento que él representaba.
Para atender a los efectivos se dispuso entonces de otra área. Una dentro de las instalaciones del Centro Médico Militar, en la zona 16. Allí el llamado “Campamento de la Paz”, sería el centro de confinamiento y monitoreo de los 150 soldados, que volvían de África. “Se construyó para albergar a los efectivos militares que volvían del África y podrían estar infectados con el ébola”, aseguró el ejército.
“El Campamento de la Paz, es un espacio de tránsito que se utiliza para unidades que van a una misión, allí esperan su traslado, ya sea para regresar o atender las misiones que se les asignan”, Departamento de Información y Divulgación del Ejército.
En el caso del que se habilitó en la zona 16, este fue construido hace cuatro años, específicamente para atender a los soldados que volvían de África. Tiene una capacidad instalada para albergar hasta 400 personas, un batallón completo. Pero hoy sigue vacío.
Monroy se fue y la epidemia siguió avanzando. Dejó tras de sí un país sumido en la peor crisis de salud de su historia y sin una guía para atenderla. Pero, sobre todo, expuso la falta de liderazgo y organización de un presidente para el que su única constante es “Que Dios bendiga a Guatemala”.