Ella sabía lo que sucedía con su hija y nunca dijo nada. Se limitaba a aplicarle crema en su vagina y en el ano, para aliviar el dolor.
Durante el día, Pedro Méndez era un activista del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), además de haber figurado como candidato a concejal para la alcaldía de Jutiapa por el partido TODOS. Pistola en mano y fajo de billetes en la bolsa, Pedro Méndez García ejemplificaba al “Macho de Oriente”.
Tundas a su mujer, excesos de licor y las infidelidades habituales adornaban la solapa del violador. Todos le temían y accedían a sus demandas, todos callaban lo que veían y con el apoyo de sus seguidores de CODECA, la palabra de Pedro era ley en la localidad.
El lobo no caza solo
A sus seis años, en 2016, se convirtió en objeto sexual y su silencio perpetuó el abuso. Primero fue su padre, quien a sus 45 años dejó de verla como su princesa y buscó en ella a una mujer. Al papá, le siguió su hijo, Wester, de 24 años, quien a cambio de dinero y dulces aprovechaba cada momento para tocarla y abusar de ella.
Todo comenzó una mañana, cuando la ausencia de la madre favoreció las intenciones de Pedro. Era su oportunidad y siendo su hija, callaría lo que allí sucediera.
Le quitó la ropa y su calzoncito, con lujo de fuerza abrió sus piernas y procedió a violarla.
En cuestión de minutos todo había acabado y la sentencia de Pedro marcó el silencio de la niña.
“Si dices algo voy a pelear con tu mamá y le voy a pegar, ¿eso quieres?”, Pedro Méndez García a su hija.
Unas horas habían transcurrido, cuando la puerta se volvió a abrir. Era de tarde y el silencio en la humilde vivienda se vio interrumpido por los quejidos de la niña, una vez más, Pedro la había ultrajado. El cierre fue el mismo, una amenaza y la promesa de violencia en el hogar si decía algo.
A las actividades sexuales de Pedro, se uniría su hijo Wester de una relación anterior. Con la excusa de llevarla a hacer mandados, hacía de las suyas con la niña dentro del carro.
Fotos, videos y recuerdos de la brutal conquista a su media hermana, quedaban guardados en su celular.
El martirio de la niña duró 24 meses. Y en una oportunidad, la madre los sorprendió en la vivienda. Un reclamo, una amenaza y nada más, allí quedó todo.
Quien la había parido temía quedarse sola con sus otros hijos, que hacer público lo sucedido. Con crema trataba de borrar el dolor que el miembro de su esposo había causado en su pequeña. Así calló lo sucedido y el tiempo transcurrió.
El celular lo delató
El abuso a la niña habría pasado inadvertido para las autoridades, de no ser por un teléfono móvil que guardaba en su memoria unas imágenes perturbadoras, era el celular de Wester. Las imágenes fueron descubiertas por la esposa de este y de inmediato le reclamó.
Los problemas, generados por las imágenes, desencadenaron una serie de discusiones que alertaron a los vecinos de que algo sucedía. La inconforme esposa no creyó las explicaciones de su marido y decidió dar parte a las autoridades. Los genitales de una niña y videos de los actos sexuales fueron la comidilla del pueblo
Luego de rastrear la propiedad del aparato, las autoridades de la Procuraduría General de la Nación, determinaron que su dueño era Wester Pedro Méndez Hernández, el hijo del hombre que hacía su voluntad en el pueblo. De inmediato, fueron a buscarle, pero su padre, el político frustrado, activista de CODECA y patrón de la localidad lo impidió.
Muy adentro, Pedro sabía que, si la niña hablaba, los encuentros con su hija también saldrían a la luz. El activista se valió de simpatizantes, sobornos y amenazas para evitar que todo se supiera. Pero falló.
Hasta su hijo Wester, intentó conseguir armas para amedrentar a las autoridades y que liberaran a Pedro Méndez Hernández. Esto también falló, pues la policía evitó que este pudiera acceder a un arsenal de la comunidad xinca de la localidad.
En un operativo, las autoridades rescataron a la niña y la llevaron a un lugar seguro. Los simpatizantes de Pedro Roberto Méndez gritaron secuestro y trataron de recuperarla. La Fiscalía de la Mujer en Jutiapa acusa a padre e hijo de violación y ambos fueron detenidos y llevados a prisión preventiva.
En cuanto al activismo de Méndez García en CODECA, la dirigente Thelma Cabrera asegura que no es miembro de la organización. “El movimiento es grandísimo y a veces hay gente que se integra a la lucha y luego se va, pero a este señor no lo conozco y tampoco representa a ningún grupo de la organización”.
“Estamos siendo víctimas de una campaña de desinformación por nuestra lucha por los derechos campesinos”. Thelma Cabrera dirigente de CODECA.