Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

El negocio de Luis está sujeto a una premisa que invariablemente se cumple año con año. “La gente primero compra su árbol de Navidad y luego el nacimiento”. Y es este supuesto el que guía su viaje a la capital.

Durante 18 años en las tierras altas de Santa María de Jesús, Sacatepéquez, se hornean y secan las figuras de pastores, ovejas, camellos, burros, bueyes y la sagrada familia. Sean de yeso o barro, el trabajo de los Vásquez lleva el sello de una tierra bañada por el color y la tradición.

Un negocio que lo aprendió de sus padres y tíos, a Luis le toca la parte de vender el trabajo familiar. Desde principios de noviembre los hornos de la casa y los moldes se calientan y dan forma a una de las manifestaciones culturales más antiguas de nuestro país. De a miles se trabajan en yeso y de a cientos en barro, explica Luis.

Una es más cara que la otra por el material, pero la cara se hace más rápido porque se usa un molde para las figuras. Asegura el artesano cuando se refiere a la elección de yeso o barro para adornar el pie de árbol de Navidad.

Desde el pasado martes el clan de los Vásquez se ha hecho presente en los campos del IGSS, para el mercadillo navideño. Durante 19 días la familia montará el local, colocará las camas, refri, estufa y las estanterías para mostrar el trabajo del grupo.

Mientras que la otra parte de la familia se ha quedado en Santa María de Jesús para cuidar las siembras, casa y animales. Los viajantes pueden estar seguros que los sembradillos de arveja y tomate estarán bien cuidados, los patos y las gallinas bien comidos.

Los Vásquez que se aventaron a venir a la ciudad buscarán que su estadía sea lo más productiva posible. Como una unidad élite cada miembro tiene bien definido su rol. Los hay armadores, quienes se encargan de montar los locales, cargadores que mueven los bultos de un lado al otro y quienes arman el puesto de venta para hacerlo lo más atractivo posible.

Así una parte del clan se enfocará en vender aserrín, manzanilla y arena. Otros desplegarán sus destrezas para armar y adecuar los nacimientos a los gustos de los clientes. Una mula por aquí, un buey por allá y con suerte hasta un pesebre venderán a sus clientes.

Luego de esta temporada en el mercadillo, los Vásquez volverán a las montañas a trabajar la tierra y esperar que llegue noviembre. Y si todo sale, como siempre lo ha hecho, las estrellas de sus ventas no serán primos o tíos, serán como cada año la figura de una mujer llamada María, su esposo José y el pequeño Jesús. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte