*Los entrevistados prefirieron mantener el anonimato.
Sentados en el parque central de Antigua Guatemala, dos devotos cucuruchos pensaron que “sería bonito” que el Santo Cristo de las Misericordias, de la Parroquia de los Remedios Escuela de Cristo, volviera a salir a las calles coloniales.
Llamaron a amigos y en 2016 propusieron la idea al párroco de la iglesia. Era el primer domingo de Cuaresma, lo que significaba que tenían cuatro semanas para armar el cortejo.
El proyecto tuvo luz verde y se formó la Asociación del Santo Cristo de las Misericordias con siete miembros. Todos eran menores de 30 años. “Empezamos y continuamos siendo una asociación compuesta por amigos”, contó el primer miembro.
Comenzaron inscribiendo en una pequeña mesa de madera. Ese año, los gastos salieron en menos de Q14 mil. “No teníamos ni para pagar la mitad de la banda cuando entramos”, comentó.
Con tres días para montar el adorno y un anda prestada, el Cristo volvió a salir en procesión el sábado anterior a Domingo de Ramos de 2016, luego de 23 años de no recorrer las calles.
“La procesión fue planeada para un solo año, pero al ver a la gente emocionada, continuamos el siguiente año”, comentó.
Desde ese momento, les ha llovido la ayuda. En 2017, la asociación formalizó procesos de inscripción, rescató la velación de la imagen, grabó su primer disco de marchas y aumentó sus cargadores.
“Puede que estemos cansados y con ganas de tirar la toalla, pero que alguien te felicite demuestra que vale la pena el esfuerzo y las desveladas. Esto te anima a seguir a pesar de que tuvimos años malos”, comentó el segundo miembro.
Ahora, tienen cargadores que se inscriben y saben que es al Cristo al que quieren cargar. Esposos, familias y aspirantes ya compran su turno desde que inicia la Cuaresma.
Ese año, la imagen fue sometida a una restauración preventiva en el Consejo Nacional para la Protección de Antigua Guatemala y fue recibida con gran júbilo en marzo de 2018.
Algo que se critica de las hermandades es la falta de fiscalización, pero en el caso de la asociación, cada año presentan un informe financiero ante los miembros y el párroco.
“No nos ingresa mucha plata, así que malgastarla nunca es una opción. Administramos el dinero de la gente, no el nuestro. Todos saben cuánto tenemos al iniciar, cuánto tenemos en el proceso, cuánto gastamos y cuánto nos quedó”, expresó el primero.
Una tarea desgastante
Levantar un cortejo tan tradicional para los antigüeños no es sencillo. El Domingo de Ramos, ya comienzan a pensar en el adorno del año siguiente.
“Tanto es nuestro cansancio que a veces creemos que el otro año podría ser la última procesión del Cristo, pero todos estos recuerdos nos convencen de seguir luchando”, comentó el segundo.
Además de convivir con integrantes de personalidades distintas, se enfrentan con la carencia de manos para el gran trabajo que conlleva un cortejo.
Sin embargo, su mayor dificultad ha sido contar con un espacio digno para trabajar y guardar sus enseres en la parroquia. “Nos limitamos a no poder comprar muchas cosas porque no tenemos dónde guardarlo y lo que sí guardamos, lo hacemos esperando que no lo roben”, dijo el segundo.
Aunque el factor económico los ha acechado desde el inicio, no lo consideran una dificultad, ya que son muchos los devotos y hermandades que han ayudado a levantar el cortejo con los jóvenes.
“Después de un momento que uno está triste, decepcionado y desesperanzado, esas pequeñas muestras te animan a seguir adelante. Quizás van a llegar 100 personas, pero cargarán por fe y convicción”, mencionó el segundo.
Juntos, han vivido momentos que los convencen que su esfuerzo no es en vano. Uno de ellos fue el traslado de la imagen a su retablo luego del cortejo, junto al Escuadrón de Nazarenos con sede en Santa Catalina, en la ciudad.
“Cantaron y lloraron, oraron antes de que le quitáramos los clavos. Fue un momento muy solemne a puerta cerrada. Se nos hizo un nudo en la garganta”, comentaron.
La asociación también ha creado lazos de amistad y apoyo con otras hermandades pequeñas, como la de Jesús Nazareno de la Reconciliación, de la cuasiparroquia de Los Llanos, Jocotenango.
“Nuestra intención es compartir con otras hermandades que sabemos que se les dificulta. Entre nosotros nos tenemos que apoyar para crecer juntos”, comentó el segundo.
El Cristo de la gente
La Asociación guarda cada año un turno completo para entregar a devotos que están en las calles. “Queremos guardar siempre ese recuerdo de cómo empezó el cortejo, porque el Cristo es de la gente”, mencionó el primero.
Los miembros se caracterizan por no ser imponentes durante la procesión ni de los que pelean con los cucuruchos y, a pesar de ello, los asistentes mantienen el orden y la solemnidad.
“La gente que va es por devoción y no por ir a lucir un traje y eso se ha perdido en otros cortejos porque ahora cargan por moda”, comentó el primero.
Los hombres cargan de saco negro, camisa blanca y corbata morada; las mujeres con blusa blanca y mantilla, saco, falda, medias y zapatos negros. Este año, se podrá cargar con túnica morada.
Pero saben que no todos tienen la capacidad económica de comprar un traje o una túnica. “Nunca hemos negado que alguien cargue, mientras lleguen formal no importa”, comentó el segundo.
El anhelo más grande de los jóvenes es que lleguen más cargadores, pero no por los ingresos económicos, sino por devoción. “Preferimos que sean pocos, pero que de verdad se identifiquen con el Cristo”, comentó el segundo.
La imagen del Cristo de las Misericordias se le atribuye al artista Quirio Cataño. Por su estilo escultórico, se cree que fue tallada a finales del siglo XVII y aparece en inventarios parroquiales desde 1780. Se venera en el ala derecha del templo de la Escuela de Cristo.
Si deseas llevarlo en hombros este próximo 13 de abril puedes inscribirte los fines de semana en el atrio de la Escuela de Cristo.
Visita su página para estar al tanto de las actividades que la asociación organiza.