No dar la vía, bocinar o incluso hacer una mala mirada puede desembocar en una pelea en las calles.
Sobre la Roosevelt, a las 7:00 horas, Érick Santizo, de 30 años, iba rumbo a su trabajo, pero antes debía pasar dejando a su hermano a una universidad ubicada en la zona 10. “Todas las mañanas agarro la calzada Roosevelt para luego incorporarme a la Castellana y así para llegar al Sixtino, y después dejar a mi hermano en la Universidad. Trabajo en zona 10, por eso me queda bien pasar a dejar a mi hermano”, indica.
Como es normal en Guatemala, el tráfico matutino es tedioso e impasable, carros que no respetan las señales son los más comunes de ver sobre nuestras calles. “El tráfico de Guatemala es tedioso, puedes observar la desesperación de algunos conductores por llegar rápido a su destinos. Cuando manejo, he tratado de evitar ese estrés poniendo música o algunas veces hablar por el speaker de mi carro con algún amigo, eso me ayuda a no estresarme mucho”, añade.
“Ese día estábamos por el semáforo que se encuentra antes del Ministerio de Educación, por una estación de Transmetro. Normalmente, los carros que van hacia La Reforma tapan el tráfico por querer pasar antes que dé rojo el semáforo”, explica Santizo.
Como cualquier conductor que conoce las señales, pone su pidevías para cambiar de carril y seguir con su rumbo. “El carro que iba delante mío tenía su pidevías para cruzar hacia la Torre del Reformador; yo puse el mío para rebasarlo y seguir recto, para poder llegar a la universidad. Cuando timonee, el conductor de enfrente sacó la trompa y le bociné, todo fue rápido y según yo, él iba a continuar en su mismo carril”, continúa.
Una bocina que cambió toda la mañana de Santizo y la convirtió en una pelea romana. “Ya íbamos pasando el semáforo del Ministerio de Educación y estábamos a punto de llegar al Sixtino. De repente vi que el mismo carro del semáforo anterior venía pitando y haciendo cambios de luces a todos los carros para que se quitaran. Llegando al semáforo, me cruzaron el carro y un hombre se bajó a insultar”, señala.
Sin entender lo que sucedía, Santizo y su hermano se bajaron y la cosa cambió. “Nos bajamos con mi hermano a preguntar qué le sucedía; el señor, histérico, nos empezó a insultar y a querer agredir, por lo que la gente nos empezó a bocinar porque estábamos afectando el tráfico”.
La discusión subió de tono y Santizo tuvo que empezar a poner un alto. “El señor no quería aceptar su error, él sabía que puso el pidevías con otra dirección a la que realmente se dirigía. Cada vez se ponía más enojado, luego de que le hacía ver su error. El pleito llegó hasta los golpes”, describe el afectado.
Tin, tin, tin, la campana suena y en esta esquinaaa… La jungla de cemento se convirtió en un ring. “Nos peleamos, por lo que ambos paramos lastimados. Él, con nariz fracturada y yo, con un golpe en la cara y ambos con rasguños. Mi hermano tuvo que meterse para que paráramos, aunque debo admitir que en esos momentos uno pierde el control en esas circunstancias”, manifiesta.
Con el carro abollado y patadas sobre la puerta del conductor, Santizo decide continuar su camino, hasta que el susodicho decide perseguirlo nuevamente. “El señor siguió con el pleito a unas cuadras atrás del centro médico. Pasé dejando a mi hermano y decidí continuar hacia mi trabajo. Al empezar a subir la calle, él estaba estacionado y nuevamente empezó a querer pelear”, relata Santizo.
Entre amenazas y gritos, el día de Érick Santizo se convirtió en un drama vial: “A pesar de que el señor necesitaba ayuda médica, siguió con el pleito, me tiraba el carro e incluso me amenazaba con matarme. No entiendo por qué la gente no acepta sus errores y decide meterse en problemas. Yo ya no quería pelear y me quedé adentro del carro. Después de varios minutos, decidió retirarse rumbo al bulevar Vista Hermosa”.
No solo a Santizo le ha sucedido lo mismo, ya que varios guatemaltecos han estado involucrados en peleas callejeras por un percance vial. “Los problemas se pueden arreglar hablando, los puños es la última opción. Ahora ya no es fácil solo pelearse, pues ¿qué hubiese pasado si él o yo tuviéramos un arma? Creo que ahorita algunos de los dos no estuviéramos vivos o esperando a nuestros familiares en una cárcel”, menciona Santizo.
Peleas, ¿la mejor solución?
En otro video se puede observar una disputa entre dos hombres después de un accidente de tránsito.
En Colorado, Estados Unidos, dos hombres tienen una disputa en un estacionamiento de Walmart. Según testigos, todo empezó porque un individuo pasó con su carro a toda velocidad a la par de un motorista, por lo que este último decidió perseguirlo.
Aunque el video es antiguo. En Antigua Guatemala, un agente de la PMT pateó el vehículo de una persona, después de ponerle cepo.
Tráfico dañino para la salud
En un estudio publicado por la División de MuniSalud de la Municipalidad de Guatemala, la licenciada Gladys Ovando, psicóloga de la Dirección de Salud y Bienestar, menciona los estados y afecciones que puede causar el tráfico en los conductores.
Los estados físicos y emocionales más comunes, son:
Nerviosismo
Frustración
Sentimientos de furia
Preocupación
Sudoración
Respiración rápida
Mareos
Temblores
Problemas de visión
Dolores de cabeza
Taquicardia
Dolores musculares, especialmente en la espalda, el cuello y las extremidades.
Mal genio
Aumento de palabras soeces
Desesperación
Irritabilidad
Rasgos de ansiedad
Cansancio
Intolerancia hacia los demás
Aumento de impulsividad