Tan solo en 2019 aproximadamente 60 mil mujeres denunciaron ser víctimas de algún tipo de violencia, según datos del Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público, y la violencia psicológica es la que presentó un mayor número de denuncias sin contar aquellos abusos que quedan en el anonimato.
Con la cuarentena los abusos han aumentado y las redes sociales se han convertido en las nuevas plataformas de denuncias y apoyo a las víctimas. Post, historias de Instagram y blogs, han sido aliados idóneos para las mujeres que por medio de sus experiencias de vida, buscan ayudar a otras a salir adelante.
Cuéntame corazón
“Por mucho tiempo he intentado encontrar las palabras correctas para contar mi historia, la misma que ha estado en mi cabeza dando vueltas y vueltas, pero nunca ha salido de ahí, mucho menos de mi corazón. Mi nombre es Ayleen, soy la voz detrás de Cuéntame Corazón y esta es mi historia”.
En su relato cuenta que inició todo con una relación en 2017. “El trato de él me dejó deslumbrada. Sus atenciones, detalles, muchas cosas que en ese momento creía teníamos en común, me hicieron caer rendida a sus pies”, cuenta. Al principio todo marchaba bien, “hasta que comenzaron las mentiras, desde donde estudiaba, a qué se dedicaba, dónde vivía, incluso hasta qué carro manejaba. Siempre lo que mencionaba descubría que era mentira o completamente diferente, algo que también decidí ignorar”.
Formalizaron su relación muy rápido, según relata, pero conforme pasaba el tiempo se dio cuenta que se drogaba, los problemas que él tenía con las personas y lo disfuncional de su familia, más los problemas emocionales y lo “bipolar que era”. “Quise salvarlo, para encargarme de cambiarlo y convertirlo en mejor persona”.
Durante la relación, ella nunca se sintió escuchada y poco a poco comenzaron las agresiones. “Comenzó a desconfiar de mí, a vigilarme todo el tiempo, a revisar mi celular, entre otros comportamientos. Se inventaba situaciones de lo que supuestamente yo hacía y me las echaba en cara. Esto llevó a las agresiones verbales. A veces me despertaba con miles de mensajes diciéndome que era una “perra fácil”.
“Me dediqué a darle explicaciones, a entregarle todas las contraseñas de mis redes sociales y hasta cerrar algunas cuentas para que confiara en mí. Me alejé de mis amigos, incluso de mi familia y le dedicaba todo mi tiempo a él”.
“Me fui dejando de querer poco a poco, fue tanto el daño psicológico que yo estaba convencida que era la peor mujer del universo, me desvalorizó completamente, siempre me decía que le daba asco mi cuerpo, que era estúpida porque no había estudiado medicina como mi hermana y que mi carrera no valía nada”.
“La primera vez que me pegó ni siquiera la recuerdo bien”. Por cuestiones de la vida ambos se fueron a vivir juntos y según Ayleen, todos los días él la agredió físicamente, la trataba como su empleada y lo estaba manteniendo. “A diario llegaba drogado”, narra. “Una vez estaba en el sótano me tiró el carro y casi me atropella”.
La última noche que estuvieron juntos, luego de un evento en Escuintla, él regresó muy borracho, había chocado y la llamó diciéndole que ella tenía la culpa. Cuando llegó a casa, la tomó del pelo, la bajó al sótano para que viera el choque, la tiró al piso y le raspó toda la espalda con la llanta de su vehículo. Le pegó tan fuerte que le reventó el labio.
“Le llegué a clamar a Dios que por favor me matara. Que me sacara de ahí de alguna manera y que si era muerta mejor”.
Luego de cierto tiempo, Ayleen decidió denunciarlo. Entregó todas las pruebas y hasta hoy sigue esperando que se haga justicia. A raíz de ello, se convirtió en la voz detrás de Cuéntame Corazón, un espacio donde las mujeres pueden contar sus historias.
Como ella, cientos de mujeres más viven de violencia física o psicológica en sus hogares. Muchas de ellas no logran contarlas por miedo a represalias contra ellas o sus seres queridos.
Para la organización de Mujeres UNAMG es fundamental que las mujeres se empoderen y conozcan sus derechos. También para que sepan qué leyes las amparan y a qué instituciones acudir para colocar la denuncia y recibir el acompañamiento necesario para tomar la decisión de romper con el círculo de violencia que puedan vivir en la actualidad.