Hoy en horas de la mañana se consumó la destrucción de la Casa Museo Rodolfo Luna del Pinal, en el kilómetro 7.5 de la carretera a El Salvador. La vivienda, cuya propiedad estuvo sujeta a un proceso judicial, fue demolida mientras el dueño estaba en el interior y una extensa colección de obras de arte no había sido trasladada. Hoy la propiedad del inmueble se la ha adjudicado la familia de Flora de Ramos, de la ex ministra de comunicaciones durante el gobierno de Alfonso Portillo.
En Sanaráte, El Progreso, Flora de Ramos tiene una calzada que lleva su nombre, una parte de su legado al frente del Ministerio de Comunicaciones Infraestructura y Vivienda (MICIVI). Pero su prontuario está plagado de obras sin concluir, contrataciones anómalas y compras irregulares en la cartera de comunicaciones. Incluso el entonces diputado y presidente de la Comisión de Comunicaciones del Congreso, Leonel Soto Arango la tildo de ineficiente. “Como presidente de la comisión, recibo constantes quejas de proyectos que no se han efectuado”, dijo al referirse a la gestión de De Ramos.
De acuerdo con el abogado Juan Francisco Solórzano Foppa, quien representa a la sociedad RE Inversiones (Ramos Escobar) y quien actuó como abogado que ejecutó la demolición del inmueble, la propiedad de la casa desde 2017 es de la sociedad. “Entiendo que en la sociedad los que figuran son los hijos de Flora de Ramos, no ella personalmente”, aseguró Solórzano.
Sin embargo, luego de comunicarnos con la empresa, que se ubica en la Avenida de la Reforma 13-70 10A Zona 9 y cuyo número de teléfono es el 2208 3300, se pudo constatar que la ex ministra labora en dicha sede. Al teléfono atendió una secretaria quien aseguró que De Ramos no se encontraba, pero que podría hacerle llegar un mensaje. “La licenciada ahora no está, pero le voy a dar su mandado para que le devuelva la llamada”, dijo la asistente.
Solórzano Foppa asegura que “el señor de la casa es un estafador y ha vivido allí 4 años ilegalmente”. Según Solórzano, la propiedad de la casa nunca estuvo en disputa y se inició un juicio de desahucio en 2017, pues él ya no era el legitimo dueño de la casa. Luna Del Pinal, asegura el abogado, presentó una denuncia en contra de BANRURAL, pero esta no procedió y en enero de este año la cosa cambio. Pues la propiedad no contaba con servicio de energía eléctrica y la familia presentó un amparo en contra de la EEGSA. En el documento declararon que él (Luna Del Pinal) ya no vivía allí, por lo que se tomo posesión del inmueble.
Sin embargo, los familiares de Luna Del Pinal, difieren con Solórzano. La casa se encontraba en litigio que aún no se había resuelto. Además, aseguran que el BANRURAL les quitó la casa y la vendió sin haber seguido un procedimiento adecuado. “No cumplieron con las exigencias de ley y por eso denunciamos lo sucedido”, asegura uno de los familiares. A decir de ellos, desde el embargo de la vivienda, hasta la venta a la familia de De Ramos, el proceso fue oscuro y manipulado.
El pasado miércoles las declaraciones del alcalde de Santa Catarina Pínula vinieron se sumaron a la polémica por la demolición de la Casa-Museo. Según Sebastián Siero, jefe de la comuna pinulteca, dijo que ha iniciado un proceso en el juzgado municipal, pues ellos (la Muni), no han autorizado la demolición que se ha efectuado. “Nosotros autorizamos uno que es solo la entrada. La casa y la otra vivienda que salieron en redes no los hemos autorizado”, rezaba su comunicado.
Sobre este tema Solórzano Foppa asegura que Santa Catarina les presentó una citación por una demolición ilegal. “Mire el problema aquí es que estos terrenos están en una franja que la Muni de Guate y la de Santa Catarina se pelean, y nosotros tenemos licencia de la Muni de Guatemala y estamos en ley”, dijo el abogado.
Entre tanto, un centro cultural ha sido demolido y una colección invaluable de obras de arte dañadas en una de las más repugnantes acciones en contra del patrimonio de Guatemala. La ex ministra que no figura, pero si recibe mensajes en la empresa de sus hijos, el abogado que ejecutó la orden y el coleccionista que perdió todo entre los escombros son ahora los protagonistas de un negocio que perjudico al arte guatemalteco.