Antes de que fuera condenada a 15 años de cárcel, de que sus privilegios le fueran retirados y que dejara de ser la mujer más poderosa de Guatemala, ella la probó. Desde la lancha extendió su mano, la llenó de agua y la llevó a su rostro. Poco sabía Roxana Baldetti que esa bocanada llevaba más que su famosa agüita mágica. Hoy, los vecinos del lago de Amatitlán denuncian que empresas dedicadas al manejo de aguas servidas, descargan ilegalmente los restos de baños portátiles en dicho cuerpo de agua.
Q137.8 millones tenía previsto pagar el gobierno de Otto Pérez Molina por una solución de agua salada para limpiar el lago de Amatitlán.
La aldea Playa de Oro no es más un centro de descanso. Sus chalets, casas y calles se inundan con el olor a heces y montañas de basura. Las 45 familias que viven en el sector, ven cómo sus terrenos son irrigados por un río (Villalobos) que lleva los desechos de conciertos, obras y eventos públicos al corazón del lago. La gente de Playa de Oro vive de la pesca, nada en el río y a nadie le importan las enfermedades que pueda traerles esto, aseguran los vecinos.
Ambrosio, quien ha vivido en el lugar por más de 40 años, ha visto cómo su pedacito de cielo de a poco se muere. “De niño venía a cortar jocotes de corona y a caminar a la aldea, pero ahora todo se acabó”, recuerda.
Desde lo alto del cerro se puede ver un predio, copado por baños portátiles y una planta de sedimentación, que según Ambrosio es todo menos una planta de tratamiento. “Allí lo único que hacen es asentar los desechos, pero al agua no se le da ningún tratamiento y dejan caer la “canela” al río y al lago”, asegura.
Vecinos de la localidad han grabado videos donde se puede ver a los pequeños camiones cisterna descargar las malogradas aguas directamente al lago. Llegan de tarde, y sin pena alguna colocan sus mangueras dentro del lago y comienzan a vaciar los camiones, sostienen. Sobre la planta, asegura Ambrosio, las tuberías con agua no tratada y con desechos caen directamente al río Villalobos para luego ir a dar al lago y sumarse a la contaminación.
A decir del ingeniero ambientalista, Eduardo Sarceño, la fosa de sedimentación es solo un tratamiento primario. “Esta fosa es solo para quitarle los desechos sólidos al agua, pero sólidos suspendidos y bacterias no”. Según Sarceño es obligatorio sedimentar el agua, pero se requiere de más tratamientos antes de poder llevarla a los lagos y ríos.
Aunque el acuerdo gubernativo 129-2015, exigía a todas las municipalidades tener plantas de tratamiento de aguas residuales para mayo de 2017, en Playa de Oro al día esto no se cumple. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales son muy pocos los avances en este tema.
Ambrosio ha tenido pláticas con el alcalde de la localidad para corregir la situación. “Hasta nos dijeron que en un mes tomarían acciones para que las empresas dejen de tirar la suciedad al río y al lago, pero nada ha pasado”, reniega. Incluso, asegura Ambrosio, estas empresas estaban del otro lado del lago, “pero como los vecinos se quejaron, se pasaron a nuestra aldea y vinieron a hacer lo mismo”.
Una de las empresas señaladas por los vecinos es CABISA, la cual se dedica al alquiler de baños portátiles. Luis Murga, personero de la empresa, sostiene que CABISA subcontrata los servicios de la planta de tratamiento. “Nosotros contratamos la planta para que ellos manejen los desechos, pero sabemos que cumplen con todas las regulaciones que exige la ley”, sostiene.
“Mire acá el tema es que la gente vive de la pesca, nada en el lago y lo están llenando de mierda”, Ambrosio.
Hoy, los vecinos exigen a las autoridades que se tomen cartas en el asunto, pues la descarga de heces en el río y el lago presentan un serio problema para la salud de los habitantes y la vida del lago. Y es que, en Playa de Oro, ya no se comen jocotes y solo se respira el hedor de los desechos de los baños portátiles.
RelatoGT intentó conocer la versión del alcalde de San Miguel Petapa, Mynor Morales, sobre la denuncia de los vecinos. Sin embargo, este no respondió a nuestras llamadas telefónicas, ni a nuestros mensajes.