Luego de su salida de la SAAS, Carlos Herlindo Quintanilla se perdió en el mundo ganadero y la opulencia de la baja burguesía. Piel morena, panza ancha, sombrero, hebilla y despilfarro inundaron sus redes sociales, hasta hoy.
Las investigaciones de la CICIG y el MP lo vinculan a un oscuro negocio en la oferta de seguridad para el fallido proyecto del Transurbano. Unos Q96 millones fueron asignados para el pago de agentes que debían resguardar unidades y paradas del sistema de transporte.
Según las investigaciones, el destino de los fondos fue a todos lados, menos a donde se debía. Las bolsas de los participantes del negocio se nutrieron con los fondos públicos y la seguridad ciudadana fue dejada a la deriva.
Esquema burdo como sus realizadores
El esquema para el desfalco fue tan burdo, como los participantes. Entre los que destacan el exiguo y prófugo Luis Gómez, su ahora detenida hermana Reina María Gómez, el mismo Quintanilla y cuatro personajes más.
De acuerdo con el convenio de cooperación, firmado entre el Gobierno y la Asociación de Empresas de Autobuses Urbanos (AEAU), se contratarían a 2 mil agentes. Por cada uno se pagarían mensualmente Q4 mil por los servicios prestados a la empresa del Transurbano.
Las anomalías en el contrato de US$35 millones para operativizar el Transurbano, llevaron incluso al ex presidente Álvaro Colom y buena parte de su Gabinete a la cárcel. Y una de estas irregularidades llama poderosamente la atención de Edgar Guerra, Defensor de los Usuarios del Transporte Público de la PDH.
La mayoría de los 2 mil agentes jamás prestaron el servicio de seguridad a las unidades de Transurbano. Se pagaba una planilla de dos mil personas, pero a estas nunca se les vio ni en las paradas ni en las unidades de transporte. Su ausencia fue notoria y denunciada por Guerra.
“Como mucho había unas 700 personas trabajando y esto lo relataban los mismos pilotos y agentes de la empresa”. Edgar Guerra PDH.
Según las denuncias presentadas por Guerra, los agentes eran contratados, pero no para prestar el servicio a la empresa de transporte. Se les colocaba en la planilla y luego desaparecían.
Muchos de estos agentes fueron a parar a fincas y empresas de los ahora detenidos y señalados. Cuidaban a sus familias y sus bienes, pero la encargada de pagarles siempre fue “Transurbano”.
Algunos agentes hasta los utilizaban como Seguridad Ejecutiva (SE), para los empresarios. El problema con estos se da cuando se toma en cuenta que un SE cuesta el doble, “o sea Q8 mil mensuales”.
“Se estaba pagando una planilla de dos mil personas, pero hay un gran chance que ni siquiera la mitad estuviera laborando”. Edgar Guerra, PDH
Quintanilla, Gómez y sus negocios nos dejaron un sistema de transporte, en el que cada 20 minutos se registra un ataque armado, al día unos 120 asaltos y al año 100 viudas. Poco o nada extrañaremos de él, tal vez y solo tal vez su regordeta panza y el mal gusto que ni con los millones que se llevó pudo cambiar.