Es un nuevo servicio de transporte, cuyo costo rondaría entre los US$6 mil y US$8 mil millones y que su construcción tardará hasta cuatro años. El Tren Maya se convirtió en uno de los objetivos primordiales del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, además de reutilizar el antiguo ferrocarril del sureste que iba desde Palenque hasta Valladolid.
“El tren es una obra muy importante porque se va a comunicar a una de las regiones de más importancia cultural en el mundo”, afirmó López Obrador durante la presentación del proyecto, en 2018.
Después de darse a conocer la obra, López Obrador, cuando aún no había tomado posesión de la presidencia, anunció que el 24 y 25 de noviembre de 2018 se realizaría una consulta popular. El presidente mexicano ha convocado en dos ocasiones a una consulta popular durante su gestión. La primera concluyó en la cancelación del millonario proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), que ya había arrancado con los labores de construcción y, tras el voto de menos del 1 por ciento de los votantes mexicanos, lo canceló.
La iniciativa del Tren Maya fue avalada con el 89.9 por ciento de votos a favor y el 6.6 por ciento en contra, según los datos presentados por la Fundación Arturo Rosenblueth. Sin embargo, solo participaron 946 mil 081 personas de los más de 89 millones de votantes en el país.
Este tren unirá a cinco estados de México con la principal función de promover el turismo en lugares como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá. Asimismo, este tendrá acceso a diferentes puntos arqueológicos de los cinco estados. Se contó con un plan previo de 900 kilómetros que abarcaba Quintana Roo, Chiapas y Tabasco, posteriormente ampliado a 1,500 kilómetros que comprenden también a los estados de Campeche y Yucatán.
El tren utilizará los fondos recaudados por medio del Impuesto al Turismo que ascienden hasta los US$370 millones por año. Por otro lado, López Obrador buscará “una sociedad con la iniciativa privada, de modo que va a ser una inversión mixta”.
Una vía llena de retos
Tras el anuncio del proyecto, le llovieron las críticas. Días antes de la presentación del Tren Maya, López Obrador anunció la consulta popular para decidir la construcción de un nuevo aeropuerto, la cual se posicionó en contra, esto debido “a su alto costo para el país”. Por otro lado, durante el proceso de las dos consultas, las anomalías en el sistema de votación y la poca participación generó dudas.
Aparte de los elevados costos para la construcción, López Obrador debe negociar con las comunidades de las zonas en donde se construirán las vías del tren y que podrían afectarse. Entre ellos, destacan los grupos indígenas que han vivido en estas localidades por generaciones.
Por otro lado, el impacto ambiental de construir un ferrocarril en reservas naturales generó polémica. Entidades gubernamentales y en pro del medio ambiente han discutido sobre las implicaciones que tendrá el proyecto para la flora y fauna de cinco estados.