Boris, una alma fuerte y carismática
Boris Corado de León es un niño que se caracteriza por ser amigable y cariñoso. Le gusta jugar carritos, armar rompecabezas y le emociona mucho ver a los animales, en especial a su perro Ramón.
Desde sus cuatro meses de vida, se ha enfrentado a ciertos problemas de salud. Las convulsiones aparecieron, lo que preocupó a sus padres; sin embargo, con el tiempo dejaron de ocurrir y Boris siguió con su vida como cualquier otro niño.
Los años más complejos
Al cumplir cuatro años, sus padres se percataron de que el niño tenía un chinchón en la cabeza. Creyeron que se había golpeado, entonces no le dieron tanta importancia a lo que habían notado. Una semana después notaron que la bolita seguía en su cabeza, en ese momento buscaron ayuda con un profesional.
Acudieron con un doctor de Panajachel, quien les recomendó realizarle una tomografía a Boris para saber qué estaba ocurriendo. Así lo hicieron y los resultados confirmaron que el niño no solo sufría un golpe como imaginaron al inicio. Los padres se enteraron de que se trataba de un tumor en el cráneo.
La noticia les rompió el corazón a todos, pero la fe de que la situación estarían bien, los ayudó a motivar a Boris en esos momentos tan complicados para él. Aunque a su corta edad no podía percatarse a detalle de lo que estaba ocurriendo, pronto se enfrentaría a uno de los momentos más fuertes de su vida.
Se abocaron a la Unidad de Oncología Pediátrica (UNOP) para que lo operaran y extrajeran el tumor. Le dieron la atención médica para la cirugía y enviaron los resultados a Estados Unidos para que los evaluaron. Ellos les comentaron a los padres que se trataba de una enfermedad cancerígena (ictiosis ósea) y esa fue, de nuevo, una noticia que derribó a todos. “Para toda la familia fue la peor noticia que nos dieron”, afirma Fabio Corado, padre de Boris.
“Gracias a Dios nos dimos cuenta de esto rápido. En dos semanas ya sabíamos qué tenía”, explica Fabio.
El UNOP le dio el seguimiento necesario para que Boris luchara contra el cáncer y lo venciera. Mientras tanto, sus padres respetaban las reglas que los doctores les daban y cumplían con todas las recomendaciones para que su hijo mejorara.
Su lucha contra el cáncer comenzó el 21 de diciembre de 2017, y a pesar de que algunos días eran más complejos que otros, Boris, de la mano de sus padres, soportó todas las quimioterapias para vencer su enfermedad.
“Fueron idas constantes al lugar donde le hacían las quimioterapias. Las más dolorosas fueron las primeras. Gracias a Dios poco a poco fue aceptándolo como parte de su vida y nosotros le repetíamos que era por su bien”, comenta el padre.
Una noticia que alivió el alma
Tiempo después, trasladaron a Boris a AYUVI, en Quetzaltenango, en donde le realizaron las últimas quimioterapias. “Notaron que mi hijo iba muy bien y nos dijeron que la próxima semana sería su última quimioterapia”, afirma Fabio.
El 5 de febrero de 2019, Boris entró a una cita con el oncólogo y el médico les confirmó que sería la última vez que esos químicos entrarían a su cuerpo, pues había terminado esa parte del tratamiento. “Derramamos lágrimas de la felicidad”, dice Fabio, emocionado al recordar el momento.