La historia, de tan tierna, bien podría parecer falsa, pero RelatoGt se ha comunicado con la mujer de la imagen, dueña de la curiosa perrita y hoy replicamos su historia, buscando unidad y apoyo para estas dos luchadoras.
Ana Isabel Quilo Ayala (“Any” o “Anita” para los que la conocen) nació en 1966 con discapacidad visual, motivo por el cual ha sido discriminada por muchos. No tuvo padres, no recuerda con claridad su primera infancia, solo sabe que tuvo asma “desde siempre” y que fue adoptada de niña. Así fue como conoció sobre el amor y la felicidad.
Sus padres adoptivos le brindaron dos apellidos y una oportunidad de vida; sin embargo, cuando ambos fallecieron, ella quedó viviendo en la calle y tan desprotegida como cuando sufrió abandono siendo pequeña.
Quienes la conocen muy bien saben que un hijo biológico de la familia que la adoptó fue quien se encargó de dejarla a su suerte y agenciarse de las propiedades terrenales de sus fallecidos padres. Doña Any prefiere no hablar de él, solo de sus papás que todavía ama y admira.
Con ceguera, asma, sin familia y solo con lo que llevaba encima, doña Any fue memorizando calles, reconociendo voces y sobreviviendo en un mundo de total oscuridad. Sus amigos fueron quienes le tendieron una mano y su familia, toda aquella persona que le ayude a sobrevivir regalándole una moneda o comprándole alguno de sus productos o alimentos.
“Mi familia es aquella persona que me regale una moneda en la sexta”.
Doña Any
Cumplió 54 años y pese a lo difícil de su historia, es una mujer alegre, llena de alegría y amor. Compra calcetas o cualquier producto para revender. Cuando no son dulces, es comida que pueda hacer o cualquier bisutería o ropa que pueda colocar en una canasta y cargar. Vende sus artículos sobre la sexta avenida de la zona 1, frente al McDonald’s.
Cada día es un reto superado y cada fin de mes un suplicio. En otras oportunidades también le ha costado reunir el dinero para pagar, pero dice que Dios no las desampara y milagrosamente ha sobrevivido muchos años ya alquilando un cuartito.
“La pura necesidad es la que me hace salir, yo quizás todavía debería estar en cama porque me operaron de la vesícula, pero hay que comer”. Doña Any nos explica que hace algunos meses la intervinieron y tuvo una cirugía, pero ni el dolor la detiene “yo puedo pasar hambre, pero mi Osita no” (refiriéndose a su perrita).
Por teléfono, nos cuenta doña Any: “Aparte de ser vendedora ambulante también canto en la calle (detalla con mucha alegría) me gustan los coros cristianos y las alabanzas porque Dios me ha bendecido con el don de la canción. Tengo 15 años de cantar en la calle”. Hizo una pequeña pausa mientras tosía, dijo estar bien y siguió explicando con una sonrisa amplia:
“A veces me piden canciones del mundo, entonces me gusta cantarle al amor. Canto de Pedro Infante, de José Luis Perales, de José Alfredo Jiménez, todas las que hablen de mucho amor”.
“Osita”
La perrita llegó a su vida hace algunos años y es su motivo, su motor y su alegría. De hecho, la cuida como si fuera una pequeña niña. Osita, a cambio le da todo el amor que doña Any necesita. La perrita se roba las miradas con las faldas, moñas y suéteres que su dueña le consigue y le mantiene en pulcritud total.
Osita es una lazarillo, que aunque no ha recibido educación para ser perro de trabajo y de compañía, actúa como tal y cuida a doña Any a sol y a sombra.
Problemas económicos
Ambas alquilan un cuartito en la 14 avenida, 7-31 de la zona 1, atrás del mercado Colón. Por él pagan Q400 al mes. Pero desde que inició la pandemia ha tenido muchos problemas para pagar pues no hubo gente en la calle que le pudiera comprar ni locales donde pudiera pasar ofreciendo sus dulces o su mercadería.
Ya en junio debía Q800 que pudo cancelar con el apoyo de algunas personas de buen corazón, el problema es que doña Any no tiene ingresos fijos y siempre tiene ese gasto fijo para tener un techo digno.
Ciertas asociaciones de perros le han ayudado con concentrado en algunas oportunidades, pero Osita come a diario, no solo de vez en vez, por tanto, todo apoyo no ha sido suficiente para ayudar a estas dos guerreras.
¿Cómo ayudarla?
Puedes hacerle un depósito a nombre de Ana Isabel Quilo Ayala, en la cuenta de ahorro número: 4339016602 de Banrural.
O bien llamarla directamente al teléfono (502) 3583-1252
Otros ya han intentado ayudarla
El fotógrafo y montañista Jairo Joel Quintanilla subió a sus redes sociales una imagen que se hizo viral rápidamente. En ella se veía a doña Any junto a su perrita, con un cartel donde pedía apoyo económico. Acompañó la imagen con el texto: “Me contó que de no reunir el dinero para pagar donde vive, la sacará el dueño del cuarto a la calle… Me dijo (mi perrita me preocupa) solo quiero que esté bien”.
Por su parte, Marta Jiménez, una doglover que también fotografió a Osita y doña Any comenta que también se la encuentra frente al restaurante Picadilly de la 6a. avenida y espera que las fotografías que les tomó se viralicen y muchas personas la puedan ayudar. Marta pide que, por favor la llamen o le depositen lo que cada quien pueda.
Su historia también llegó a la organización Sé Feliz Guatemala, quienes se dedican a apoyar a los comerciantes informales de la tercera edad que se han visto afectados por la pandemia del COVID-19. Por medio de ellos, Ana y Osita recibieron víveres, ropa e insumos de limpieza, como de cocina. Para apadrinarla, por medio de la organización es preciso comunicarse a través de las redes sociales de @sefelizguate.
Doña Any agradeció nuestra llamada y nos dice que, si no contesta a la primera oportunidad, que por favor la vuelvan a llamar porque tiene muy mala recepción en su cuartito.
Ya en una oportunidad le habían robado su teléfono y se quedó un tiempo sin recibir apoyo por esta vía, pero dice que se cuida mucho y que con todo gusto les atenderá. Se sorprenderán con la inocencia y la actitud positiva con la que les contestará.
Dinero, comida, concentrado, ropa, cosas que pueda vender, todo es urgente y lo recibirá con la dulzura que la caracteriza.