La práctica de la esclavitud se remonta desde la época Prehistórica, y a pesar de sus raíces antiguas todavía existe en la actualidad. Hoy se hace alusión a una “esclavitud moderna”, no como lo que vemos en películas donde las personas aparecen encadenadas, sino donde el ser humano puede ser preso de las deudas, retención de salarios, condiciones deplorables o trabajos forzados; de maltrato, como en el caso de algunas trabajadoras domésticas.
“Hace cinco años trabajé limpiando una casa; los señores tenían dinero, pero fueron los patrones más crueles que he conocido. Mi sueldo era de Q900 y por un año entero no pude ver a mi familia los domingos, porque ellos me decían que me estaban pagando para trabajar y no para pasear. Como pude, logré conseguir otro trabajo y me fui”, contó Lucky.
Se calcula que tres de cada mil personas en el mundo viven en condiciones de esclavitud, siendo más de 25 millones de niños, mujeres y hombres los afectados. La mayoría de víctimas laboran en industrias como construcción, agricultura, minería, pesca, entre otros trabajos.
“Mi papá tiene una deuda con un vecino, por Q1 mil, préstamo que utilizó para llevar a mi mamá al hospital cuando tuvo a mi hermanito. Hoy, la deuda va por más de Q6 mil por los supuestos intereses y a pesar de que mi papá trabaja día y noche como jardinero y mi mamá en casas, no logramos juntar el dinero”, resaltó Juan.
Más de 150 mil millones de dólares en el mundo se registran en ganancias ilícitas cada año, convirtiéndose en la segunda fuente más grande de ingresos detrás del tráfico de drogas, según un estudio reciente dado a conocer por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Si quiero superarme debo trabajar, me dice mi mamá cada mañana. Soy lustrador desde los 5 años, y no puedo contarle esto a cualquiera porque el señor que nos cuida me descuenta si me ve platicando con alguien. A veces no es justo porque se queda con la mayor parte del dinero y si tiene problemas en algún lugar, nos cambia de zonas”, expresó Carlos, quien ya tiene 11 años.
Esta es una realidad que afecta a todos y que puede estar presente a través de una competencia desleal entre empresas, de las cuales algunas ejercen presión en los salarios o la evasión de impuestos, que a su vez podrían ayudar a invertir dentro de la sociedad en sectores como educación, transporte público, seguridad o salud.
¿Cómo poder ayudar a erradicar la esclavitud moderna?
Los gobiernos tienen la obligación de proteger a sus ciudadanos, de promulgar y aplicar leyes que garanticen el bienestar de cada uno. Para contribuir en la lucha contra la esclavitud, la OIT y sus socios (como la Confederación Sindical Internacional, la Organización Internacional de Empleadores, Cáritas Internacional, entre otros) crearon la campaña 50 for Freedom.
Este es un espacio en el que puedes participar y unirte a las más de 36 mil personas que desean terminar con la esclavitud moderna, solo debes hacer lo siguiente:
1. Inscríbete y participa en la campaña 50 for Freedom.
2. Invita al menos a dos amigos para que se unan.
3. Pide al Gobierno que apoye el protocolo sobre el trabajo forzoso.
*Los nombres en este relato son ficticios, para proteger a las personas.
Fuente: 50 for Freedom, The Global Slavery Index