Un exceso de droga y la crisis internacional obligaron a los narcotraficantes a repensar su negocio. Algunos quedaron fuera, pero los más astutos hicieron reingeniería y salieron aún más ricos.
Hace dos años, expertos en finanzas declararon que una crisis financiera mundial se vislumbraba. Y el narcotráfico en Guatemala no salió ileso de la vorágine financiera. Mientras, los mercados bursátiles de las principales economías sufrían golpes severos, los carteles de la droga en Guatemala enfrentaban su propia crisis.
“Este año (2017), a más tardar el próximo, un crash bursátil puede tener lugar”, Jim Rogers, cofundador de Quantum Group.
En 2017 las bodegas de los grupos de narcotraficantes en Guatemala estaban llenas. “Había tanta droga lista para ser despachada a los Estados Unidos, que el precio del kilo se desplomó”, sostiene un investigador de la DEA en nuestro país.
El kilo de cocaína, puesta en Guatemala, bajó de los US$30 mil a US$9 mil. Según el experto esto se debió a una saturación del mercado, pues había más droga para exportar que la que requería la demanda internacional. Fue en esta crisis que la selección natural jugó su mala pasada a los pequeños exportadores.
“Criminales que recién empezaban en el negocio vieron cómo sus ganancias se esfumaban y perdían miles de dólares a manos de un exceso de oferta”, asegura el experto.
Y fue este superávit de droga, el encargado de transformar la forma en que los grupos criminales locales operan en el país. De acuerdo con el experto, una reestructuración del negocio se volvió urgente y los cambios no se hicieron esperar.
Así evolucionó el narco chapín
Bajar los costos de funcionamiento se convirtió en la prioridad de los grupos criminales. Y para ello, una reforma profunda a su sistema de operaciones era necesaria.
Según el experto una de las primeras medidas que adoptaron los grupos organizados fue la reducción de planillas. Entre las que destacó el cese de contrataciones de los llamados “sicarios”, uno de los rubros más onerosos para las organizaciones.
“Sicario, persona que se dedica a cometer asesinatos a cambio de dinero”.
La cantidad de sicarios, contratados por los grupos para figurar en sus gastos regulares se redujo. Ya no estarían presupuestados dentro de la organización, más bien serían llamados por contrato. Mientras que los restantes pasarían de ser asesinos a sueldo, para convertirse en guardianes de la droga o extractores de kilos de cocaína, en las aeronaves que aterrizan en Guatemala.
Por unos US$10 mil, los desempleados se encargarían de custodiar, descargar y llevar a destino los cargamentos de coca. Pero solo trabajarían por trato, dejaron de percibir un salario mensual y de figurar en el plan de gastos fijos de los grupos criminales.
A los sicarios se sumaron los lavadores de dinero, quienes percibían ingresos fijos por colocar fondos del narco, en el sistema financiero. “Las operaciones de los lavadores se convirtieron en esporádicas y las comisiones que se les pagaban fueron reducidas”.
“Se estima que por cada dólar que se percibe del narco, uno 20 centavos era la comisión de los lavadores, pero ahora la cosa cambió”, relata el experto.
Los líderes del cartel bajaron la comisión y de 20 centavos llegó a 10 en los círculos guatemaltecos. Y los grandes círculos de lavadores se vieron reducidos, pues el riesgo seguía siendo alto en comparación con el beneficio que obtendrían.
Por otro lado, los testaferros del narco y miembros del Ejército y PNC, fueron los menos afectados. “Debido a que sus ganancias se generan por cargamento, la cosa no cambió tanto”, asegura el experto. Además hay que tomar en cuenta que los cargos de agente de PNC y dentro de las filas del Ejército se rotan periódicamente, por lo que este pago es variable.
Cinco vueltas y son millonarios
De acuerdo con el experto, una inversión de US$100 mil es todo lo que un aspirante a narco debe hacer para acceder a las fortunas ilícitas.
1. Invertir US$100 mil en el primer cargamento, que da una utilidad de US$100 mil.
2. Estos US$200 mil se reinvierten y se duplica su ganancia.
3. Así sucesivamente hasta llegar a los US$3.2 millones.
4. Al llegar a esta cifra el inversionista es considerado un narcotraficante exitoso.
Ahora, que la mesa ha quedado limpia y solo los más hábiles y astutos lograron sobreponerse a la crisis, el negocio vuelve a ser muy lucrativo. De acuerdo con la oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia del Departamento de Estado, de los Estados Unidos, unas 1 mil 400 toneladas de coca pasan anualmente por Guatemala. Y es aquí donde los hombres fuertes del trasiego de drogas, hacen fortunas.